“En una cátedra de quince minutos, grabado para sus benditas redes sociales, desde su histórica residencia, el motivador personaje, nos conmina a estar bien informados, no tener miedo a la pandemia”
Cero y van tres decálogos que nos recetan, en el aún incipiente régimen. El primero fue para combatir la corrupción, luego para parar los feminicidios y ahora para frenar el coronavirus. De los dos primeros todavía no hay buenos resultados, así que la tercera receta parece ociosa y como escribe Denisse Dresser, es más bien una lista “de consejos de un instructor de yoga, no parece de un presidente en medio de la peor crisis sanitaria y económica del país”.
Para la politóloga, escritora, activista y representante del feminismo en el imaginario BOA, (es la única mujer inmiscuida en esa trama), estos diez puntos elaborados para que los mexicanos nos defendamos del bicho, carecen de responsabilidad y medidas de emergencia bien pensadas, y ya no queremos sólo apoyo espiritual “no sermones, no videos de auto ayuda”.
En una cátedra de quince minutos, grabado para sus benditas redes sociales, desde su histórica residencia, el motivador personaje, nos conmina a estar bien informados, no tener miedo a la pandemia, salir del ostracismo que nos cargamos por el pánico global y estar optimistas, comer frutas y verduras, relacionarnos con un ser superior, el que sea, que nos ayude a encontrar nuestros sueños y dejar de lado el consumismo y egoísmo, para encontrar a plenitud el sentido de la vida.
Me llamó la atención la alegoría de Dresser, porque practico yoga desde hace cuatro años, y ciertamente lo que una encuentra en el ejercicio físico y espiritual ayuda mucho a equilibrar el yo interno y a contrarrestar los efectos nocivos que nos agobian del mundo, las malas noticias, el calentamiento global, la sociedad inhumana, la violencia, los feminicidios, las agresiones a periodistas, los gobiernos insensibles y hasta las burlas a la ciudadanía de parte de sus gobernantes.
Pero no es nada fácil alcanzar ese grado de desapego a las cosas y a las circunstancias, cuando las cosas no van bien, como sucede ahora mismo en nuestra nación y el mundo entero, hay mortificación e incertidumbre por nuestros semejantes, sin embargo para este motivador basta con cerrar los ojos y sí es posible, los oídos para no ver ni escuchar los lamentos mexicanos.
Yo constantemente me paro de cabeza, trato de virar mi visón, busco entender el mundo ídem, pero no lo logro. Todos los días inhalo y exhalo, cuento muchas veces más de diez, me paro frente al espejo, me desconecto del mundo y cuando vuelvo, las cosas ha empeorado, el yin y el yan se funden en uno sólo y de nuevo la caótica situación política del país me altera y me saca de mi centro.
Quizás el presidente López Obrador está ya recibiendo clases privadas de Alejandro Maldonado o de Ismael Cala, tal vez está alimentando más su espiritualidad que su estómago, aunque en el video aparece ya con sobrepeso, como que está comiendo algo más de que lo que le da “su granja”.
Savasana, en yoga es la postura del muerto, te echas sobre el tapete boca arriba, con las piernas separadas, los brazos separados y mirando al techo, cierras los ojos y respiras, los maestros del arte, nos dicen que es la postura más difícil porque es necesario desconectar la mente y el cuerpo de este mundo terrenal para trascender a la espiritualidad, son pocos quienes logran el reto, es la relajación total para iniciar la meditación.
En esta postura no haces nada, si te atrapa alguna angustia debes soltarla, si algo te pesa debes dejarlo pasar, respirar hondo y sentirte muy cómodo. Así, relajado como el holístico personaje que nos formuló el “decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad”, que más bien, parece un recetario de salud y belleza, sacado de Vanidades.