Ignoro si el mundo pudiera tener una segunda versión. Con esta nos basta y sobra, nada hace falta pues todo está sobre la Tierra. Dicen los que saben, que incluso todo está hecho ya a la medida. Somos muchos para caber en una caja de cerillos, por eso buscamos dividirnos en grupos, hay quienes prefieren vivir solitarios o eligen una pareja, sólo una.
El mundo como lo conocemos pudo ser otro sin nosotros, lo es cuando no estamos. Es un silencio solitario de los que nadie ha visto nunca, un sitio en la selva remota. Más el hombre ha llegado triunfan te con su machete desenvainado, crece ahora cueste lo que cueste, se esfuerza, pelea todas las batallas hasta el final de los días, cuando pierde la última y la más importante.
Aquí nos dejaron, no nos dieron un plano, por eso damos vueltas en círculos como locos, dan ganas de hacer una recta imaginaria y no voltear hacia otros, a ver qué ocurre. Vuelves a donde mismo. Por eso la tierra es redonda, por si alguien se pasa de lanza. Viéndolo bien ni siquiera el mundo es tan grande como para merecernos, queremos otra versión y la hacemos.
Entonces cambiamos de opinión que es de sabios pero hacemos lo mismo, no podemos caminar con las manos ni hablar con los cabellos, es cierto, todo está dicho. Desde el techo el mundo ofrece almas para todos los gustos, inconformes siempre, queremos ser los primeros, los mejores, los únicos, los más que todos y como yo no hay ningún otro, pues aunque alla otras objeciones en que frustrarnos,bhacemos una cosa, la que sea derecha, chueca o emborronada y la enmarcamos.
Así somos los narcisos. Para quien nos ocupa o nos observa, curiosamente solemos ser todo lo contrario, y decimos, piensa así por envidioso, quiere mi par de zapatos, mi estilo, mi lana, mi coche, mi casa, mi forma de caminar cuando no llevo prisa, habían de ver el estilo que le echa uno.
La inconformidad sola se promueve y es además por naturaleza que se evoluciona, nadie sabe hacia donde,cada vez sabemos más, aunque haya quien acepte que en esta confusión nada sabemos, estamos mejor pero alguien entre la concurrencia grito que el mundo está peor que antes.
Cambiar por cambiar es una constante, cambiamos para seguir iguales, pues no podríamos ser otros con estos ojos, está piel morena, la cabeza descompuesta de tanto afinarla para que no cascabelé, para que nada de todo se olvide y que todo lo que se olvidó no lo pregunten en un examen.
No hay marcha atrás, el pasado no vuelve, no podemos estirar la mano y apartar un objeto como hacen los coleccionistas. No podríamos vender la mesa de aglomerado que colapsó el año pasado ni el cuaderno que se acaba, ni el lápiz sin punta, o las ganas de no hacer nada. Sería una versión del mundo que cada uno escogiera y no querer todos una misma esquina, la silla del 17, la mesa de enfrente, el banco de adelante o el de atrás para hacer desmadre.
Si así fuese ya nos hubiéramos acabado la versión personal del mundo y empezaríamos a extinguir el de otros, por eso dicen que todo está dicho. Por lo pronto nos hacemos del agua suficiente. Buscamos un refugio en corto donde no pega el aire, correteamos la chuleta como los clásicos que nunca la alcanzan, mordemos rieles, mascamos por el lado donde masca la Iguana y no hemos cambiado mucho, de todos modos Juan te llamas. HASTA PRONTO