México ha solicitado la extradición de Genaro García Luna. Ya veremos si los gringos lo sueltan, (¡se los regalamos!), cuándo al parecer, no le han extraído la información necesaria, ni decomisado las ostentosas propiedades que dicen, posee en el vecino país. Y es que el juicio contra el ex secretario de Seguridad no ha significado lo esperado, después del impacto mediático y el escándalo político que ciertamente habrá producido largas horas de insomnio a Felipe Calderón (y uno que otro brindis), y a algunos de los colaboradores de su tiempo, a la par de las incontables especulaciones que transitan por brechas, caminos y veredas.
En este sentido don Felipe se ve mal, re-que-te-mal, al asegurar una y otra vez, que su subalterno “se le salió del carril”, se fue por la libre, o simple y sencillamente lo ignoró, como autoridad y mando supremo de todas fuerzas habidas y por haber…que gacho. La primera observación del pedimento mexica, es que no ha de concretarse de manera fácil e ipso facto.
Sea que llevará complicados trámites, sin garantía de que GGL sea remitido al escenario donde se presume, cometió los delitos que le imputan, digo, si es que por acá existe material suficiente, toda vez que por estos andurriales sus andanzas al margen de la ley, no son tan claras como lo precisa la justicia del imperio.
Y es que apenas conocida su detención, la Fiscalía se vio obligada a integrar el respectivo expediente, “nomás pa’ no quedar en vergüenza”, dado que hasta entonces don Genaro estaba considerado como “inmaculado ex funcionario defensor de las instituciones”. Nada, nadita de nada sabíamos hasta que apareció con uniforme de presidiario en el extranjero.
Fue cuando la ingenuidad mexica cayó en la cuenta de que la honorabilidad difícilmente se lleva con los cargos públicos. Y como dice la tonada, “y yo que la llevé al río creyendo que era mozuela”. O esta que parece más adecuada: “caras vemos ambiciones no conocemos”. Sea como fuere, el caso tiene que ver con la corrupción que se llegó a convertir en deporte favorito, entre los que podían practicarla desde luego, y no para la jodencia que debió conformarse con seguir siendo víctima.
Don Genaro ya no es prototipo de policía limpio y probo que nos hicieron creer, sino pieza clave para conocer la forma en que operó la inmoralidad oficial durante “la docena trágica” del panismo. Sirvió y sirvió bien, tanto a Fox como a Calderón, especialmente a esta último que le entregó desmedida confianza para hacer lo que hizo, tanto que como le digo, el mismo ex presidente reconoce que en ocasiones “ni se enteró” de los pasos en que andaba su secretario de Seguridad, declaración que lo deja mal parado porque significa que estaba de florero, o algo “más pior” que la ética no permite mencionar aquí, pero que usted imaginará.
El asunto es que GGL está detenido en los EU y podría seguir bajo encierro el resto de sus días, y la única forma de aligerar su condena, es convirtiéndose en “testigo protegido”, es decir, delator. No tiene otra salida, si es que su caso es tan grave como para que durante estos meses Calderón se haya dedicado a desconocer lo que casi, casi fue producto de sus entrañas.
De manera que las autoridades lo quieren de regreso, ¿para qué si en México no hay mucha claridad sobre delitos cometidos?. Desde luego se trata de un asunto político por más que el supremo gobierno alegue respecto del derecho a recuperar bienes mal habidos, aunque primero habrá que ver si los gringos lo regresan y después hacer planes. ¿Será que acá le será más fácil obtener su libertad?. Pudiera ser, con eso de que ciertos fallos del sistema judicial no solo causan indignación por lo grotesco, sino son materia de burla y ridículo, si no es que de sospechas intuitivamente fundadas por la raza. Y si alguien sabe de esta clase de enjuagues es justamente García Luna.
Se trata de un asunto político, digo, de beneficio mutuo, bajo la condición de que el acusado “cante” con la claridad y sonoridad necesarias, para que no quede duda sobre el grado de corrupción que imperó durante los sexenios panistas, aunque lo más importante es que involucre a Fox y Calderón, solo así se haría merecedor de los salvoconductos que ofrece la ley. De lo contrario, ¡para qué jijos lo queremos aquí!. Si el sujeto de marras “canta” como debiera, tendrá que culpar a los ex, cuando menos en calidad de “autores intelectuales” y de resultar así, ¿serían enjuiciados y en su caso encarcelados?.
La insistencia de la Fiscalía respecto de la extradición de García Luna, despierta interés y curiosidad, pero no hay que hacerse ilusiones, no sucederá nada más allá de lo que el espectáculo político permite. Ni Fox ni Calderón serán detenidos, las reglas no escritas lo prohíben, como prohíben la persecución de Peña Nieto por más evidencias de saqueador y ladrón que existan.
El columnista supone que pese al escándalo mediático y el morbo resultante del mismo, ni siquiera Luis Videgaray está (ni estará) en aprietos, por más que Rosario Robles o Emilio Lozoya lancen dardos envenenados a su figura. Lo más que ha hecho el hombre es publicar un breve párrafo en redes que bastó para ridiculizar a sus detractores…por lo que se ve, México no está preparado para grandes juicios políticos y García Luna no será el destructor de “tan noble” tradición. No olvidéis que a los funcionarios se les acusa de ladrones, no de pendejos, dicho sea con todo respeto.
Y DESAPARECIERON LAS DUDAS…
Comprobada la hipocresía y doble moral de los conservadores, ya no hay duda que PRI y PRD se forman al lado del PAN como dos más de sus operadores contra el interés de la república. Los partidos de Alejandro Moreno y Jesús Zambrano se quitan las máscaras y lanzan sus espadas en pos de la destrucción de México.
Al liberarse de sus escasos escrúpulos, ya nada les impide tomar los hábitos de la traición. Por fin les es permitido alinearse con quienes han escrito las páginas más obscuras de la historia de México… Ahora sí están a gusto y donde les corresponde, es decir, a contraflujo de la esperanza republicana. La derecha es por si misma, símbolo de antidemocracia, discriminación, injusticia, desigualdad y vocación indiscutible de enriquecimiento a la sombra del poder público.
Es ahí donde bien se acomodan PRI y PRD. De estos partidos han resultado los corruptos más famosos de los últimos tiempos. Por ello no extraña esta amalgama que referimos en la anterior colaboración, aunque entonces faltó decir que esto de alguna manera favorece la contienda al definirse dos trincheras: derecha e izquierda.
Ya sabrá la ciudadanía por quien inclinarse…ahora lo hace por un proyecto transformador que dignifica a la sociedad y por lo que se aprecia en encuestas y estudios especializados, seguirá como decisión mayoritaria quien sabe por cuánto tiempo. Todo dependerá de resultados y cumplimento de propósitos por parte de los regímenes morenistas. Derecha e izquierda están definidas.
La primera significa, retroceso y corrupción; la segunda identificada en el mundo con los cambios y las grandes transformaciones en beneficio de las mayorías. La primera es elitista, insensible y racista; la segunda tiene que ver con la igualdad y los valores más significativos de la especie humana. La diferencia es inmensa. Así se explica el por qué PRI y PRD se apuntan al lado de la derecha reaccionaria.




