Iniciamos un 2021 con grandes deseos de mejora no solo en temas de salud, sino también el enorme deseo de recuperar la inversión y el empleo que se han perdido durante esta pandemia, la cual por cierto está teniendo un repunte en el número de contagios debido a la concentración de personas que se observaron durante el mes de diciembre en los centros y plazas comerciales.
Como lo pronosticamos al inicio de la pandemia, es probable que la economía mexicana refleje un decrecimiento acumulado de la pro- ducción entre 8 y 9 nueve por ciento para finales de 2020 con tasas de desempleo de cinco por ciento.
Con la llegada de la vacuna a México, se espera que, de manera paulatina, se empiece a estabilizar el número de contagios y muertes, y con ello la posibilidad de recupera- ción de la inversión y el empleo, al menos a niveles que se observaron al inicio de la pandemia. El tiempo que se puede llevar la recuperación es incierto, debido a que se requie- ren medidas de reactivación de parte de los gobiernos, lo cual no ha quedado aun definido.
Las consecuencias económicas de la pandemia no solo se asocian a problemas de empleo e inversión; el riesgo de aumentar la población en condición de pobreza y vulnera- bilidad es latente. Según datos del CONEVAL, en 2018, había alrededor de 98 millones de personas que eran vulnerables o pobres en México, esto significa alrededor de 78 por ciento de la población en México, o en términos más sencillos 8 de cada 10 mexicanos presenta alguna situación de pobreza o vulnerabili- dad social.
Con el cierre de negocios, o que trabajan por debajo de su capaci- dad, se vieron afectadas las jorna- das de trabajo, en algunos casos se redujeron salarios y en el peor de los casos dejaron de percibir ingresos, situaciones que representan un riesgo en las condiciones sociales de la población, lo que podría generar un incremento de la población en pobreza y vulnerabilidad. Por las cifras económicas observadas durante la pandemia, se estima que esta población podría incrementarse entre 3 y 5 por ciento.
En este sentido, la atención a la población pobre y vulnerable continúa siendo el reto más impor- tante que afronta los gobiernos en el país. A pesar de que queda claro el interés del gobierno federal por atender a estos grupos a través, no solo de los programas sociales, sino que también a través de medidas como la recuperación progresiva del salario mínimo y la atención de problemáticas como el outsorcing, entre otras medidas; sin embargo, estas medidas son insuficientes y hasta estériles, si no se complemen- tan con acciones que contribuyan a atender otros de los problemas más graves que han condicionado la pobreza y atraso del país, nos referimos a la concentración de la propiedad de los negocios en unos cuentos, lo que ha provocado una enorme desigualdad. Para atender este tipo de situaciones, es necesario que se adopten otras medidas de política fiscal, tal como la progresi- vidad de impuestos a los ingresos, o se eliminen los incentivos fiscales a la inversión que es realizada por un mismo propietario o corporativo.
Sin duda, la pandemia en el tema económico ha generado un impacto severo, pero también representa una nueva oportunidad para comenzar con políticas económicas que regu- len la concentración, que estimulen la inversión y el empleo de calidad. Solo así se podrá atender el proble- ma de pobreza y vulnerabilidad so- cial que aqueja al país por décadas. Usted ¿qué piensa?