«Sí eres víctima, recuerda que no estás sola, no es tu culpa y no eres la única”
Con esta advertencia concluye el estudio de Violencia contra Mujeres y Niñas en el Espacio Digital, que revela que el 73 por ciento de las mujeres del mundo han experimentado violencia digital.
La pandemia nos obliga a quedarnos en casa y para seguir con la socialización, el trabajo y estudio a distancia, debemos incrementar las horas que estamos frente a las pantallas digitales, así se nos cuela el acoso y los abusos que van dejando huellas digitales y emocionales.
En nuestro país, avanza a paso lento en legislativos locales la “Ley Olimpia” una herramienta jurídica que surge desde la iniciativa ciudadana de las colectivas de mujeres en defensa de una mujer que denunció un acto de violencia digital en Puebla. Apenas en 2019 se aprobó la reforma en esta materia en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pero para tipificar este delito aún no ha sido publicado en el Diario Oficial de la Federación, y faltan congresos estatales que modifiquen su código penal.
Pero además de establecer las penas en la ley, aún falta mucho trabajo legislativo, institucional y mediático, para que se socialice el tema, las feministas proponen además que se homologuen los criterios para que las denuncias avancen, que no queden vacíos legales y que se profesionalice a más peritos en la obtención de pruebas digitales y expertos en derecho digital para visibilizar y atender bien esta problemática.
Los casos sonados de mujeres que han denunciado violencia digital, casi siempre tienen que ver con la exposición de videos con contenido sexual o desnudos, pero no sólo son estos los actos que se constituyen como delitos, también lo es: El Monitoreo (stalkear), El Acecho, Acoso, Extorsión, Desprestigio, Amenazas, Suplantación
y/o Robo de Identidad, y el abuso sexual relacionado con redes sociales o cualquier otro medio tecnológico, como el correo electrónico, llamadas y mensajes en todas las plataformas digitales y mensajería móvil.
Estos actos que dañan la integridad y seguridad de las víctimas, muchas veces pasan desapercibidos o se consideran inofensivos, sin embargo, como muchas violencias van subiendo de nivel hasta que derivan en delitos más graves.
Los “observadores silenciosos”, como se les denomina también a los “stalkeadores” se dedican a acechar, espiar y acosar, de ahí viene el neologismo anglosajón que se ha socializado en las redes y se aplica al ciberacoso. Es como la puerta de entrada a más violaciones en el espacio digital, de ahí la importancia de detenerlo a tiempo.
En el análisis de ONU Mujeres, se destaca que el acoso afecta a alrededor de 9.4 millones de mujeres en México y que son las mujeres entre 18 y 30 años las más vulnerables a este delito en sus redes sociales. Además, especifica que la violencia digital va aparejada con la violencia machista que mujeres y niñas sufren en los espacios físicos como las calles, la oficina y la propia casa.
El estudio de género también detecto que 1 de cada 10 mujeres de 15 años en adelante ha sido víctima de alguna violencia en línea, una de cada 5 usuarias de internet vive en países donde el acoso y abuso de las mujeres en el espacio digital es improbable que sea castigo y que las agresiones son cometidas en su mayoría por personas cercanas o conocidas.
Las mujeres enfrentan más ciberacoso sexual, como insinuaciones sexuales, fotos y videos con contenido no solicitado y este delito es similar en todos los niveles de escolaridad, desde la educación básica hasta la superior.
La violencia digital es real, y no hay separación en línea o fuera de línea, se usan las nuevas plataformas en el marco del mismo sistema patriarcal.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE