Se imaginan, si las mujeres gobernaran el mundo y Dios fuera mujer, esta historia nuestra de cada día, sería otra. La ciencia lo sustenta y los relatos históricos lo cuentan, las guerras las crearon los hombres; las religiones las impusieron ellos; los sistemas políticos, económicos y sociales, los sostienen ellos empoderados en sus reglas, bueno hasta el grafiti lo inventaron ellos y ahora reniegan por que se les pinta de morado un muro. La corrupción y la impunidad es también un juego con aroma muy varonil.
En el recuento de los daños ocasionados por las mujeres en resistencia, al presidente se le hizo “creativo” que las activistas hicieran un memorial de víctimas, donde él vio una barrera antifeminista, ellas vieron otra oportunidad de expresar el dolor por más de 3 mil asesinadas cada año en este país.
Al evaluar los daños al patrimonio de la nación, se congratuló por que fueron mínimos y sus vallas sirvieron para mantener a salvo el palacio, pero no mantuvo a salvo su reputación, las principales páginas de los diarios internacionales dieron seguimiento a los movimientos pacifistas de las colectivas y reprocharon la poca sensibilidad presidencial y el abuso del poder para intimidar, revictimizar e invisibilizar a las víctimas y sus familias. Intentaron borrar las imágenes, inhibiendo drones.
Y no hay saldo blanco. En México cada día ocurren once feminicidios, se siguen registrando abusos y violaciones sexuales que siguen impunes; ninguna esfera pública es libre de acoso, las afectaciones por la pandemia recaen más en la población femenil y la desigualdad laboral y salarial se refleja en más marginación para más mujeres.
Pero la marcha de las mujeres ya nada la detiene.
Tan disímbolas y tan valientes, salieron por todas partes, algunas en recuerdo de víctimas de feminicidio, otras en reclamo por una igualdad sustantiva, muchas más para poner un alto al acoso y violencia sexual, también hubo expresiones políticas, por una paridad respetuosa y una aplicación real delaley3de3.
Gritaron consignas contra el sistema patriarcal opresor, contra sus abusadores y se expresaron por todos lados, en las calles, plazas públicas, redes sociales y medios de comunicación.
En redes y medios, algunos líderes de opinión cedieron el paso a sus compañeras, las dejaron hablar más y callaron para dar más espacio a las expresiones feministas.
Sin embargo, no es un favor que se deba agradecer, quizá algunos lo hicieron realmente con conciencia social, pero fueron más los que los hicieron por proyección personal, como un Brozo, que por años cosifico a la mujer como objeto sexual o un Chumel que viraliza chistes misóginos.
Por otra parte, el segundo paro nacional de mujeres en esta ocasión no tuvo la gran respuesta del año pasado y es que no se notó la ausencia física de las trabajadoras, dado que la pandemia las ha dejado sin empleo, las escuelas siguen cerradas y las maestras en sus casas; las burócratas igualmente siguen en el hogar y muchas de la fuerza productiva de servicios están a media jornada, muchas madres están sin salir de casa, pero no en huelga, siguen atendiendo hijos, enfermos y ancianos, con las exigencias sanitarias.
Mejor imaginemos un Día Sin Hombres, que tal una mañanera sin el orador principal que cada vez que puede, minimiza los problemas de las mujeres; sin varones acosadores en el transporte público; sin empleados abusivos que ganan más que sus colegas solo por el privilegio de ser varones; sin compañeros que acosan a la del escritorio de junto o a la que pasa por su lugar; sin un jefe que decide tareas y sueldos con base a las apariencias femeninas; sin cuates que en redes rolan los packs; sin amigos que adulan a cambio de algo; sin padres, hermanos, tíos y familiares que fomentan la fraternidad basada en la opresión o abuso de sus parientas.
Un día sin los que agreden a las mujeres en sus propias casas y fuera de ellas; sin los que violan y asesinan y se saben impunes; sin jueces que no escuchan a las víctimas; sin políticos que velan sólo por sus intereses; sin funcionarios que abusan del poder y acosan a sus subordinadas o pares; sin todos los que en grado menor o mayor son machos, misóginos e insensibles a las causas feministas.
Un día sin hombres corruptos y transgresores, que se niegan a romper el pacto patriarcal. Sin todos ellos, anduviéramos más vivas, libres.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE