Y al día siguiente todo siguió igual.
México desaprovecho la oportunidad para sentar las bases de una nueva política de estado que revierta las malas decisiones que siguen oprimiendo a las mexicanas. Concluyeron los trabajos del Foro Generación Igualdad, en su primera etapa, donde participaron cerca de diez mil personas, en más de 250 ponencias, provenientes de 85 países del mundo, con actividades para documentar y analizar la desigualdad y proponer acciones que eliminen las brechas de género en todos los ámbitos. Nuestro país cumplió con este evento como un mero trámite.
Invisibilizado y opacado por la plana diaria que dicta el presidente cada mañana, el encuentro feminista que plantea la
ONU, no tuvo la atención mediática necesaria, menos la atención del Estado, las autoridades nacionales optaron porque la agenda la nutrieran las asociaciones altruistas y las activistas que urgieron a actuar frente a la crisis de los derechos de las mujeres.
El Inmujeres propuso una iniciativa para afrontar la carga de cuidados que obstaculiza las oportunidades economías de las mujeres y que ha aumentado en medio de esta pandemia, y lanzó una iniciativa del “Grupo de Amigos de la Igualdad de Género” a fin de promover más foros multilaterales a favor de la igualdad de género y fin del comunicado. Fin de un evento que no cimbró al país como debiera, que no abundó en la realidad trágica que todos los días se vive en las calles, ni en las casas con alto índice de violencia doméstica. El encuentro virtual estuvo todo alejado de nuestra realidad.
Toda una farsa, apuntaron unas colectivas, al recordar que se retiraron apoyos a las ONGs feministas y que la violencia machista persiste desde el poder.
A la par, la nota roja seguía hablando de ellas, las víctimas, las olvidadas de un sistema patriarcal que sostiene las violencias estructurales que marcan la desigualdad social y de género.
Queda para la reflexión lo que ha dicho desde México para el mundo la directora de ONU MUJERES, Phumzile Mlambo- Ngcuka “Quienes controlan el poder, los recursos y la influencia, han de promover la Generación Igualdad y apoyar a nuestras organizaciones en la implementación de acciones catalíticas tan bien concebidas por las coaliciones de Acción”.
Como era de esperarse, el jefe del estado mexicano no asistió a la clausura del evento mundial, ni le dio seguimiento, así que seguramente los discursos y debates sobre violencia contra las mujeres, seguridad, economía, salud, educación, cambio climático, derechos sexuales y reproductivos, no llegaron a sus oídos. No tendrá conocimiento de lo que aquí se versó o planteó para años venideros. El presidente considera a las feministas como sus opositoras y no hace caso de planteamientos internacionales sobre estrategias feministas.
Para algunas colectivas como la de Nosotras Tenemos Otros Datos, este encuentro partió de ideales que no corresponden a la realidad mexicana, y realizaron el foro paralelo “De la Desigualdad” donde estuvieron documentando las propuestas y junto a más organizaciones civiles emitieron un pronunciamiento por la vigencia plena y cumplimiento de la plataforma de Acción Beijing de la IV Conferencia Mundial de las Mujeres.
Remarcaron que las problemáticas que dieron origen a este movimiento como lo son la desigualdad, el ejercicio abusivo del poder y la discriminación contra las mujeres y las niñas no se han erradicado, es más, muchas de estas sean agudizado, como la pobreza y violencia. También enfatizaron los retrocesos marcados por la pandémica de Covid 19 en educación, empleo, asistencia social y seguridad. Piden intensificar acciones para proteger a las víctimas y erradicar toda forma de violencia y urgieron al compromiso de inclusión para el acceso al empleo y la erradicación de la brecha salarial. Exigen que el Estado Mexicano cumpla con los acuerdos internacionales y reconozca la acción civil de las feministas.
Y al día después de mañana, todo sigue igual, queda la inacción del gobierno y la falsedad de un encuentro que no sirvió de mucho.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE




