TAMAULIPAS.- Una verdad no caería mal de vez en cuando. Y no todo el mundo es susceptible de escucharla, menos de creerla. Te esfuerzas tanto, la piensas toda la noche como para que la terminen subestimando.
No falta aquel que te aclara que todo eso ya se sabía. Y por dentro pide que le expliques el pequeño detalle. Y lo haces.
Nadie dijo que la verdad fuese buena. La verdad es la verdad, contundente y única. Por hay algo de maldad al abrir la boca y algo de santidad al cerrarla. La verdad con esta crisis escasea. Sus propulsores deberían dar cursos, pues qué es eso de que teniendo la verdad la oculten. La verdad también envejece y comienza su viaje a la mentira. Confieso que he mentido queriéndolo o sin querer.
Cierto o falso, qué podría hacer usted. A mucha gente, a propósito de mentiras, la verdad o la mentira puede no importarles hasta cuando es en contra de de ellos. A veces se miente por pura estética. Aunque nadie de haya puesto de acuerdo que es lo feo y qué lo bello.
Y más aún las vanguardias abstractas, se enfrentan a un no sé qué de repudio a lo que no se entiende sino que se siente. Vemos lo que somos, lo que cada quien es y quiere ver. No podíamos ir más allá de la calle sin eso. Y cada quien miente a su manera. Voy más allá, nos la pasamos mintiendo. No falta quien se crea el feliz poseedor de la verdad absoluta, no obstante es una utopía. Y es que la verdad tiene la culpa.
La verdad es la principal sospecha. Pero a veces a nadie conviene la verdad. La a verdad oxidada es un arma de dos filos. La verdad es un susto, un estremecimiento, y en ocasiones una elevada puñalada. La verdad es hermosa cuando eres tú quien la sabe. La verdad pierde a seres con limitaciones, la mentira los pervierte.
Hay creatividad en una mentiras que se construye con esfuerzo y sudor de la frente. Mentimos a propósito, queriendo, sin querer, piadosamente, por evadir, por elogiar, por omisión, mentimos por mentir. Como si nada o estalla la bomba. Mentir sirve y no sirve. Sirve por mientras como coartada que sería descubierta. Hay gente en el “bote”por eso.
El éxito de la mentira es descarado, por mientras es una señora verdad como todas. Muy guapas. Tal vez en el reino de la mentira exista una mentira, y qué razón tendría en estar sola. La mentira es efímera si no es que del mismo día. Mentiras quedada mentira verdadera.
No solo es dejar a un lado las mentiras y que se pudran en su infierno, fuera bueno, sino confrontarlas y salir bien librado del pantano. La ingenuidad es otra cosa. Todo lo que el ingenuo aprende, siendo bastante, no se sabe jamás. Cualquier mentira tiene un lindo pasado, alguna vez fue creída y se pavoneaba en los grandes salones de la aristocracia.
Los que vemos caminar y nosotros mismo que vamos por las calles no somos nosotros. En la bolsa ilusoria traemos chácharas e historias con un agregado agradable aunque falso. Se construyen mentiras como verdades pero en torno a ellas la gente opina lo necesario.
Luego se calla y se cierra el círculo. Y mentimos más o menos para ocuparnos, para traer bandera, para lo que no sirve y de la manera que a nadie preocupa hasta que le toca. Nos mentimos más allá de lo necesario, de otra manera no sobreviviriamos. HASTA PRONTO
CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021