La venta de monedas de colección han tenido un gran auge en los últimos años, pues coleccionistas y vendedores ofrecen sus ejemplares en internet a un precio sumamente elevado, lo que ha ocasionado que varias piezas se vendan hasta en 100 mil pesos.
El valor de las monedas va desde 1 centavo hasta 5 mil pesos. Pueden pertenecer a una de las cuatro diferentes familias: AA, A, B Y C; su valor es reconocido por el Banco de México (Banxico); sin embargo, el precio nominal es muy bajo. Pero en el mercado de los coleccionistas podrían cambiar considerablemente su valor.
Monedas antiguas
De acuerdo con algunas personas que ofertan las monedas antiguas, son piezas únicas en el mercado porque cuentan con detalles e incluso defectos que podrían elevar su exclusividad.
Pese a que son monedas fuera de circulación dentro de las transacciones monetarias, los vendedores señalan que podrían tratarse de piezas especiales, ya sea por un error de fabricación o por la antigüedad. También es importante mencionar que su valor aumenta si dicha moneda se encuentra en un excelente estado de conservación.
¿Quién determina el valor de la moneda?
Cabe mencionar que no cualquier internauta determina un precio por la moneda, además de que el Banco de México no se hace responsable por el costo al que llegan a ofertarse en redes sociales.
Coleccionistas profesionales pueden analizar la pieza para determinar aproximadamente su valor, incluso, ellos mismos llegan a verse interesados en adquirir las piezas.
Monedas mejor valuadas
Según su antigüedad, su estado, su valor y rareza, se pueden valuar las monedas. Por ello hay algunas que son muy antiguas y que pueden valer hasta 30 mil pesos.
Un ejemplo de ello sería la moneda de Maximiliano de Habsburgo, que data de 1886, dicha pieza puede tener un valor de hasta 35 mil pesos en el mercado. Esto porque además de los datos ya mencionados, también es un ejemplar muy raro y difícil de conseguir.
Por otra parte, la moneda de 20 centavos de 1973 tiene un valor de casi 3 mil pesos.
Otra de las monedas que ha alcanzado un valor significativo es la de 50 centavos que aún están en circulación, pues algunas de ellas tuvieron un pequeño desperfecto que las volvió especiales. Estas piezas fueron hechas para 1993, pero salieron con la leyenda del año 1893, un error bastante caro.
Si bien estas monedas pueden ser utilizadas sin problemas, su precio en la web ha llegado hasta los 15 mil pesos.
Nuevos Pesos
La pieza de 10 “Nuevos Pesos” con centro de plata alcanza un precio de mil 299 pesos, mientras que la de 20 de 1994 con “error de troquelado”, alcanza un precio de 4 mil 300 pesos.
Otra pieza con un gran valor sería la de 5 nuevos pesos de 1995, que se puede encontrar hasta en 2 mil 100 pesos.
La de 2 pesos en plataformas digitales se vende hasta en mil 400 pesos, en la plataforma de Mercado Libre.
La otra cara de la moneda
Las plataformas digitales han dado lugar a la compra y venta de distintos objetos. Y cada vez es más frecuente encontrar a quienes ofrecen comprar monedas.
Pero esta vez no siempre se trata de un negocio de coleccionistas o aficionados a la numismática, que buscan monedas antiguas, sino aquellos que compran monedas actuales, en circulación, por una razón evidente: su valor como metal es mayor de lo que se puede comprar con ellas.
En Argentina, un usuario de merado libre se ofrece a pagar el triple de lo que se le ofrezca por plata.
“Compro monedas en desuso de 25 y 50 centavos.. pago el triple de lo que tengas en plata. También compro la de 1 peso viejas, la del sol, pago el doble. De 2 pesos el pago es de 50%”, se lee en la publicación.
Pero ¿Por qué alguien pagaría 1 peso y medio por una moneda de 50 centavos?
La respuesta a ello es que esas monedas cuñadas en una aleación de cobre y níquel, terminarán en un reducidor de metales que pagará por ellas todavía mucho más.
La inflación hizo que el costo de acuñarlas, transportarlas y almacenarlas se vuelva muchísimo mayor que su valor facial, ademas que son pocas las cosas que se pueden comprar con monedas en la vida cotidiana.
Las monedas de 1 y 2 pesos bimetálicas (centro dorado y anillo plateado para las de 1 peso, a la inversa en las de 2), se volvieron un objetivo predilecto para los reducidores de metales. Para evitar que caigan en esas manos, según explican en las tesorerías de los bancos, prácticamente dejaron de ser distribuidas por el Banco Cental, aún cuando todavía hay existencias de ambas.
Si bien, al igual que en el caso de los billetes, destruir o alterar las monedas está castigado por el Código Penal, en el Banco Central interpretan que “no es delito la destrucción o fundición de la moneda pública” pues “el tenedor de billetes que los corta o inutiliza sólo se daña a sí mismo”.
Hecha esa aclaración, las monedas se diferencian de los billetes, que una vez vencidos por la inflación son retirados de circulación y “desmonetizados”, tal como ocurrió el año pasado con el billete de 5 pesos con la imagen del general San Martín.
Mientras que para los reducidores de metales las monedas se volvieron una fuente de negocios, para los bancos son un problema. “Sirven para poco y moverlas cuesta mucho”, explican en una tesorería de una entidad financiera.
Acuñar las monedas que circulan en la Argentina es, en todos los casos más caro que el valor que representan, incluyendo la línea más reciente, la línea “Árboles” de 1, 2, 5 y 10 pesos, que no son de cobre sino de acero, más livianas y menos valiosas.
Cuando fueron lanzadas en 2018 se previó el cambio de material para que el valor del metal no fuera superior al “valor facial”. Casi tres años después, la inflación se llevó puesta esa intención.
Tiempo atrás un usuario de la red social Tik Tok consiguió viralizar un video que grabó mientras llevaba una caja llena de monedas a una fundidora de metales.
“Ahora le vamos mostrar lo que vale el peso argentino”, ironizó. “Teníamos 17,5 kilos, pagan 500 pesos el kilo tenemos un total de 8 mil 750 pesos”, dijo, tras agregar que “en un ratito” había conseguido sacarle 120 por ciento de rendimiento cuando sus monedas dejaron de ser pesos y se transformaron en pedazos de metal.