Victoria.- Este personaje nació el 27 de octubre de 1875, en Marín, Nuevo León. En este lugar fue bautizado por sus padres don Luz Treviño y doña Felicitas González, el 22 de noviembre del mismo año.
Don Luz Treviño, padre del futuro general, había nacido en 1844 dentro del matrimonio integrado por don Apolonio Treviño y doña Dolores Martínez.
No se sabe bien a bien, como es que emigra de Nuevo León a Tamaulipas. Lo que sí se sabe, es que el joven Apolonio se unió al maderismo en 1910, por lo que fue seguidor del licenciado potosino Pedro Antonio de los Santos.
Lo respaldaba un sector de la población de Tampico
Luego del triunfo del maderismo, en el puerto reinaba una atmosfera de excitación por el cambio político a nivel nacional, por lo que el 26 de junio de 1911, en sesión extraordinaria del Ayuntamiento, se informó sobre una nota del gobernador Espiridión Lara, insertando la que le dirigió el Ministro de Gobernación, Emilio Vázquez Gómez, quien a su vez hacía la solicitud de señores Jesús Cervantes, Andrés Vidales y ciento treinta firmantes que pedían el cambio de munícipes y exigía además que nombrara a Apolonio Treviño como Jefe Político del Distrito Sur de Tamaulipas.
Ante eso, el ayuntamiento presentó su renuncia, pero el pueblo se manifestó para que eso no se realizara , pues habían sido electos democráticamente con anterioridad.
Participó en la campaña de Gracia Medrano
En 1911, durante la campaña por la gubernatura de Tamaulipas, Apolonio fue un cercano colaborador del licenciado José Gracia Medrano, candidato que levantó mucha ámpula en el sur de la entidad.
Treviño colaboró junto al licenciado Ramírez de Alba
El 17 de noviembre de ese año, en una de las tantas visitas que realiza Gracia Medrano a Tampico, frente al hotel que se hospedaban, un grupo de treinta “legorretistas” empezaron a lanzar insultos contra sus partidarios, lo que indignó a algunos tampiqueños, obligándolos a huir.
Al día siguiente, en el Club de Alijadores y en Doña Cecilia, Gracia Medrano fue aclamado por el pueblo, estañado ahí presente, desde luego, Apolonio Treviño.
Las elecciones de 1912 fueron complicadas y en muchos puntos de la entidad brotaron insurrecciones debido a ello.
Quizás ante la derrota de su candidato, Apolonio se levantó en armas en la zona limítrofe de Tampico.
Lidera revuelta en 1912
A mediados de febrero, el gobernador de Tamaulipas informó que en Altamira se hallaba la ciudad tranquila y no se habían confirmado los rumores que Apolonio Treviño marchara sobre la plaza en son de ataque.
Como orozquista merodeaba por la Huasteca tamaulipeca y potosina, y asaltaba las poblaciones indefensas.
Según Gonzalo N. Santos, quien es el que da más detalles sobre la vida de este militar neoleonés, Apolonio se sublevó a favor de Pascual Orozco y en marzo 1912, asaltó Tampamolón, San Luis Potosí.
Para el 6 de abril, su gavilla había sido dispersada en La Ladrillera.
El 7 de abril, como a las 6:45 de la mañana, las fuerzas de Samuel M. Santos lo derrotaron en la población de San Antonio, logrando una completa dispersión y habiéndole ocasionado tres muertos y recogiéndole toda la caballada.
Por esos días, casi derrotado, se unió al cabecilla huasteco Ponciano Navarro.
El periódico capitalino “El Tiempo” escribiría en sus páginas del 3 de junio de 1912, que el terrible bandido Apolonio Treviño había sido capturado en el Partido de Tamazunchale, pues al parecer estaba cansado de pelear y quería retirarse a la vida privada.
Según esa fuente, su a prensor fue el sargento Manuel Macías.
Debidamente custodiado, se le llevó al Distrito Federal, quedando consignado a un juez.
Estuvo a punto de ser fusilado, pero la intervención de Pedro Antonio de los Santos, su antiguo jefe, evitó la pena, ya que se apreciaban mucho, por lo que fue enviado a la cárcel de Belén en la Ciudad de México.
Planeó un motín en Belén
Junto a otros reos políticos, entre los que se encontraban Jesús M. Rangel, Celio Ramírez Jiménez, Cesáreo Márquez, Gregorio Orta, Jesús Bonilla, Crescencio Rincón, Úrsulo Cortez, Bruno Guerrero y Sixto Hernández, Apolonio fraguó la idea de un motín para general el caos y obtener su libertad, pero un reo del fuero común que escuchó los planes los delató, por lo cual los custodios tomaron las medidas pertinentes para evitarlo.
Al morir Madero “chaquetió”
Tras la muerte de Madero, los felicistas lo liberaron y trató de incorporarse a los hermanos Santos, siendo aceptado por Pedro Antonio pero desvirtuado por Samuel, ya que pensaba que era un espía, cosa que no era cierta.
Gonzalo N. Santos diría sobre Apolonio Treviño:
“Era muy chaquetero, y le encantaba el argüende y la bola.”
Ante la negativa de Samuel M. Santos de aceptarlo en sus filas y muerto su protector Pedro Antonio, combate como huertista.
Para mediados de marzo de 1913 es enviado junto a los oficiales federales Ignacio Riveros y Fernando Tremari, a sofocar a carrancistas de Veracruz.
Para el mes de abril, junto a otros ex revolucionarios como Miguel Quiroga, José Pérez Castro, se les había asignado mando de tropa.
Para noviembre de ese año, ya como general, estaba al mando de 1500 del 18° de Irregulares que combatían ferozmente a sus ex compañeros revolucionarios.
En marzo de 1914 solicitó a la Secretaria de Guerra y Marina huertista que se le respetara el grado que ostentó en la revolución maderista, pues había reconocido a Victoriano Huerta como presidente y tenía tiempo combatiendo a los revolucionarios de las huastecas, incorporado a la columna del general José Pérez Castro. Dicha solicitud fue realizada con la intervención del licenciado Antonio Castellanos, quien había sido el intermediario entre él y el gobierno emanado de la decena trágica.
Se reincorpora a la revolución
Finalmente tras la toma de Tampico en 1914, se unió al Constitucionalismo junto a 50 de sus hombres, peleando bajo el mando del propio Samuel M. Santos, regresando de esa manera al bando revolucionario, sólo que se le degradó al grado de coronel.
Tras arribar a la Ciudad de México, después de los tratados de Teoloyucan, prometió entregar a los hermanos Samuel y Gonzalo de los Santos, al ex general federal Raymundo Vargas Huerta, personaje que había capturado y asesinado a su hermano Pedro Antonio, promesa que llevó a cabo mediante una traición en el Quisco de Las Flores.
Permanece fiel al carrancismo ante la ruptura con Villa
Ante la ruptura de Venustiano Carranza y Francisco Villa a fines de 1914, Apolonio Treviño se mantuvo leal al primero, y comando a la brigada “Bravos de Tamaulipas”, patrullando diversas poblaciones del sur de nuestro Estado.
El 20 de marzo de 1915, como coronel de la 9ª brigada, combatió a las tropas villistas en Ébano, bajo las órdenes del general César López de Lara.
En 1916 combatió a los villistas en Chihuahua bajo el mando de Jacinto B. Treviño.
En 1918 participó en diversos actos de homenaje a los veteranos de Ébano y estuvo muy de cerca con doña Florencia S. Vda. del general Jesús Carranza, con quien cultivo cierta amistad.
En 1919 siguió combatiendo a los villistas en Chihuahua.
Vuelve a brincarse las trancas
Entre 1923 y 1924, al igual que la mayoría del ejército, desconoció al presidente Plutarco Elías Calles y se levantó en armas, participando activamente con los rebeldes delahuertistas de Tamaulipas.
Su muerte pasó desapercibida
El 10 de octubre de 1925, a las nueve de la noche, fue asesinado en una cantina en la congregación de Fortines municipio de Antiguo Morelos, Tamaulipas.
En las pesquisas levantadas por las autoridades municipales, se llegó a la conclusión que el occiso suplicó a Valente Gómez que le disparara en el paladar, lo que hace suponer que pudo estar bajo los efectos del alcohol, ya que una persona en sus cinco sentidos no pide una cosa de ese tipo.
El Juez de Paz le encomendó el 11 de agosto al teniente coronel Pedro Zamudio Almazán, jefe de la Defensa Social, que con los hombres a su mando buscaran y aprendieran al asesino.
Ese mismo, dicha autoridad le escribió al presidente de Nuevo Morelos, dándole la misma orden, ya que el prófugo radicaba en la población de La Reforma, de esa municipalidad.
El 25 de agosto, don Donaciano Sánchez, Juez de Paz suplente de Antiguo Morelos, le informó al juez de primera instancia de Xicoténcatl que habían ya capturado al asesino del general Treviño y que tenían las pruebas suficientes para condenarlo por el delito.
Por Marvin O. Huerta Márquez