La sociedad tamaulipeca y su sistema de partidos, han polarizado la contienda por la gubernatura de Tamaulipas. Son dos fuerzas, las que con mayor potencia y presencia están en la recta final: MORENA y el PAN, con sus respectivos aliados. El precandidato del MC, Arturo Diez Gutiérrez, no ha podido posicionarse como para llevar la elección a un asunto de tercios.
Américo Villarreal Anaya y el Truco Verástegui, son los actores estelares de esta contienda.
Falsea quien diga que la polarización es perniciosa. Es ésta, una expresión política que se dan los electores y los partidos; los votantes, por que se pronuncian frente a la urna por la fuerza política que les place; las organizaciones políticas, pueden construir la pugna de sólo dos posiciones, por su política de alianzas -como es el caso en la entidad- o por su incapacidad para crecer, lo que les hace pensar que ir en coalición les es más favorable que ir en busca de la autoridad solos y sus almas.
En este caso, la disputa dual, es positiva toda vez que permite ver la alineación de proyectos sociopolíticos de los bloques en pugna.
El PRI-PAN-PRD, tiene muy clara su visión de gobierno. No es tan esquemático pero en su conjunto esta agrupación plantea en esencia una recia oposición a las políticas sociales de la IV T, en la región y en el país. En suma: aunque no lo dicen ni lo reconocen, desean poner un freno a las políticas anti- neoliberales de la administración federal lopezobradorista.
En términos generales, el Truco, tiene reducida capacidad de maniobra para proponer un gobierno de ruptura, de cambio.
En ese sentido, el precandidato panista, representa a la vista la continuidad, con cambios mínimos; es decir: promueve un régimen similar al que hemos vivido los últimos cinco años.
Villarreal Anaya, se propone ser quien encabece la IV T en Tamaulipas. Y para lograrlo, tiene la obligación de diferenciarse claramente de los regímenes panistas, tanto a nivel municipal como en el plano estatal. Su narrativa, tiene que estar apegada a esa idea: apostar al cambio y a la transformación. (El concepto Cambio, es una de las herramientas más demoledoras contra actores del pasado, de sujetos y partidos vinculados con la antítesis de la transformación: el conservadurismo; es decir, los vectores que meten presión para que todo siga igual.
En medio de esa intensa disputa de poder entre el bando guinda contra el afluente guinda, quedó emparedado el MC y su cándido candidato -perdonando el pleonasmo-: Diez Gutiérrez. Complicada, la tarea de quienes sin entenderlo, aspiran en esta elección del primer domingo de junio romper la por hoy bendita -parafraseando a AMLO- polarización.
Diez Gutiérrez y acompañantes, deberían procesarlo: después de los proyectos de gobierno de Américo y el Truco, no hay otro que puede seducir por hoy a los tamaulipecos.
El único tercero en el pleito, será el árbitro electoral.
POR JOSÉ ÁNGEL SOLORIO MARTÍNEZ