“La cuarta Ola” colectiva del ITAM le recordó al presidente y a toda la nación el pasado que acusa a Pedro Salmerón de acosador sexual, un servidor público incómodo que ya no saben dónde poner, renunció a la academia por las denuncias que alumnas interpusieron contra él, luego sale del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana por hacer apología del delito, entonces lo mandan al Museo Regional de Guadalajara y su próximo destino sería Panamá, porque en México hay tanto acosador que hasta alcanza para exportar.
La hoja profesional del historiador veracruzano es muy parecida a la de Andrés Roemer, otro escritor, académico, diplomático y acosador.
Pero ¿Qué tienen en común los hombres empoderados que pueden salvar el pellejo y saltar de un cargo a otro sin que su pantano los ahogue? Pues tienen la complicidad de su género, el pacto patriarcal que los defiende
a capa y espada y que busca inhibir más acusaciones contra sus pares, el mensaje es claro, lo ha dicho el presidente, es un “brillante historiador, ha escrito 4 tomos de la revolución” y eso lo blinda, aunque apenas el 2019 Salmerón destacaba en la lista del “MeToo” dedicada a los docentes acosadores de la UNAM, ITAM y otras instituciones de educación superior, de donde también salió Roemer, el presidente y su Club de Tobi se hacen de la vista gorda y desoyen la protesta feminista.
“La saturación del odio en esta red muestran que para los enemigos de la 4T soy más importante de los que pensaba. Agradezco a López Obrador y a Marcelo Ebrad la confianza y me retiro un par de días de esta tormentita artificial”, publicó en un tuit personal el recién propuesto para la embajada en Panamá.
Pero su pasado lo persigue y con la etiqueta “Un acosador no debe ser embajador” se arman hilos e hilos de conversación feminista con más historias de acoso, relatos de miedo y exposición de documentos que sustentan las acusaciones legales.
Algunos medios tradicionales están ya recuperando las voces que acusan al amigo del presidente, pero es como volver a ver la misma película que protagonizó Félix Salgado, es la palabra del hombre contra la de sus víctimas.
Revivir una y otra vez los hechos de hostigamiento y acoso que viven muchas mujeres a manos de hombres públicos, que son mantenidos con los impuestos de todos, es el pan nuestro de cada día, no es una “tormentita artificial” es un tsunami que ha dañado muchas vidas, las malas prácticas del machismo metidas en el ejercicio del poder nos afectan a todas y todos, no solo a las víctimas, no podremos ser una sociedad igualitaria, si los depredadores son premiados. Estudiantes, investigadoras, académicas, activistas y legisladoras que apoyan el movimiento feminista estarán muy pendientes de la resolución del Senado a esta propuesta presidencial, pero a donde sea que vaya Salmerón, no estará cómodo, porque nunca más tendrá el silencio de sus víctimas. No es una tormentita en un vaso de agua, es la gota que derrama el cántaro misógino de la 4T.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE