Aún en la incertidumbre, todavía perdida en el limbo pero seguramente ocupada en tomar decisiones para su futuro inmediato, Maki Ortiz enfrenta en su interior un dilema y lo que haga en adelante marcará su vida y su carrera política, y también la de Carlos, su príncipe heredero..
Más allá de sí antes sintió que la trataron mal en el PAN y no le dieron lo que se creía merecer, o si la encuesta en Morena fue real o ficticia, Maki sabe bien que su fama pública y su capital político han sido abollados por su capacidad para dar la espalda a sus eventuales aliados en los momentos cruciales..
Con el PAN y con el gobernador Cabeza de Vaca estableció acuerdos que rompió sin el menor pudor cuando se dio cuenta que podía obtener más de lo que había pactado. A la primera oportunidad simplemente les jugó el toro al revés. A principio del 2021, mientras en el PAN esperaban a su hijo para registrarlo como candidato a diputado, ella lo retuvo en Reynosa por una poderosa razón: ya había pactado con Mario Delgado para que lo hicieran candidato a presidente municipal de Morena.
El propio líder de Morena y otros personajes la convencieron después para participar en el proceso donde se elegiría el candidato a gobernador, unos lo hicieron por perversidad o para ganarse una lana, otros porque había que cumplir con la cuota del género, pero nadie imaginó que les saldría el tiro por la culata.
Probablemente desde el balcón panista, con el esbozo de una sonrisa irónica, ya preveían lo que podría pasar y que finalmente sucedió: Maqui apostó fuerte, y le metió lana del erario y de las aportaciones de un poderoso empresario de Reynosa para comprar apoyos y fortalecer su proyecto de ser candidata de Morena a la gubernatura.
Mandó realizar encuestas a modo y sobornó a personajes influyentes, se auto convenció de su “alta” popularidad y aceptación, hizo todo un montaje color de rosa y ahora se dice víctima de una estafa aún cuando ella sabía muy bien que la decisión final sería tomada de manera unipersonal y absoluta por el presidente López Obrador.
El tabasqueño, por la razón que sea pero en el ejercicio de su poder omnímodo optó por Americo, y lo que sucedió después es agua que corre todavía. Maki demandó, su litigio fue remitido a Morena y nadie sabe cuándo será devuelto al tribunal electoral.
La pregunta es: si decide reintegrarse a Morena, ¿la aceptarán de regreso a ciegas, les convendrá a los morenos tener adentro a un personaje con tan quebradizo concepto de la lealtad?
En otro enfoque, si decide irse a la alianza Va Por México, ¿el Truco la recibirá con fanfarrias sabiendo de antemano, tan perspicaz y conocedor de la condición humana como es, de la facilidad con que traiciona la reynosense?
Un político curtido en el ejercicio del poder seguramente sabrá hacer los cálculos necesarios y decidirá lo que mejor le convenga, tal vez formalice la invitación a su campaña, como ya lo ha dicho en entrevistas de banqueta, o astuto como es solamente lanzó el anzuelo.
Pero en realidad el dilema no es del Truco ni de Americo.
Aún cuando ayude a ganar a quien decida apoyar y la acepte, es muy probable, la lógica más elemental indica que Maki ni siquiera será tomada en cuenta a la hora de repartir las rebanadas de poder.
Ambos políticos, el aliancista y el morenista ya deben conocer la fábula de la rana y el escorpión y cuando los tamaulipecos voten y elijan, el ganador ya no tendrá motivos para proyectar ingenuidad ni razones para la buena fe o la generosidad a ciegas.
Y Maki está entre la espada y la pared, en un dilema que también es una apuesta hacia el futuro. Como quiera que sea la mujer es audaz, a veces temeraria, y no se extrañe
si de repente nos sorprenda cuando decida qué papel elegirá jugar en esta historia.
LA HISTORIA CONTINUA
En el Congreso del Estado sigue el show. Ahora Morena espera revirar al revés que le infligieron en la sesión de ayer. Más vale que su aparato legal arme bien sus alegatos porque otro fracaso más será un duro golpe para una fracción que ha venido de fracaso en fracaso.
POR ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ
Twitter: @pedroalfonso88
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