Sin discusión alguna, los tamaulipecos podemos preciarnos de tener la ciudad más segura del país, en medio de un entorno en el que la violencia descontrolada es cosa de todos los días.
Tamaulipas consiguió de 2016 a la fecha que con una labor constante, perseverante, imperfecta pero enfocada en los resultados, se recuperara la tranquilidad de los ciudadanos, se devolvió la seguridad en las carreteras y se sentaron las bases para ir cambiando poco a poco la podrida estructura de instituciones de seguridad que dejaron los últimos tres exgobernadores.
En un estado como el nuestro, en donde desde la década pasada vimos una descomposición acelerada de ciertos sectores de la sociedad que derivaron en una crisis de seguridad pública de la que aún no salimos del todo, ese tema es toral cuando se habla de lo que los tamaulipecos queremos para el futuro mediato. Más allá de lo que ofrezcan los precandidatos de los bloques partidistas que buscarán la gubernatura en junio, lo que tenemos a la mano son los hechos, los resultados y los números que confirman lo logrado y lo que está en proceso de conseguirse en materia de seguridad.
El tema adquiere relevancia porque ayer, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU), en la que nuevamente Tampico destacó como la ciudad más segura del país. Con hechos y cifras, además de la percepción que tienen los ciudadanos sobre las condiciones en que se vive, el puerto del sur de Tamaulipas se ubicó otra vez en esa posición.
Para entender esto hay que ver las cosas en perspectiva, porque se trata de un conjunto de factores que influyen para conseguir esta distinción en el ámbito nacional. Lo mismo de la colaboración de autoridades de los tres niveles de gobierno que de las condiciones creadas por autoridades locales para que la gente se sienta segura, tranquila, protegida. También, para que esto se traduzca en mejores niveles de bienestar social, a partir de la atracción de empresas, generación de empleos e inversión en infraestructura y servicios, lo cual crea un círculo virtuoso.
Es, pues, el resultado del trabajo de varios actores y la suma de factores que involucran tanto a la Federación como al gobierno estatal y al Ayuntamiento. Cada cual en su ámbito de competencia ha actuado
con la responsabilidad correspondiente: El Presidente López Obrador, el gobernador Francisco García y el Alcalde Chucho Nader.
Tampico es la ciudad más segura del país, si nos atenemos a lo que dicen las cifras del INEGI, una institución reconocida por la seriedad de los estudios, mediciones, encuestas y documentos que elabora para documentar la dinámica que prevalece en diversas actividades económicas y variables de impacto social en México. El mérito no es solamente de Chucho Nader, el Alcalde que por cierto ha sido reconocido frecuentemente como el Mejor Evaluado del país y ha permanecido en el Top 5 de los Presidentes Municipales con mejor aprobación ciudadana. En este logro de tener en Tampico como la seguridad más segura de México
hay que reconocer la aportación valiosa de instituciones como el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, que han hecho su parte.
También, del gobierno estatal que mediante una estrategia de largo plazo, con metas de corto y mediano alcance, ha conseguido devolver la tranquilidad a los tamaulipecos, a los productores agricolas
y pecuarios, comerciantes y prestadores de servicios. Claro, falta mucho porque el rezago y la podredumbre llegó hasta lo más profundo de las estructuras de instituciones policíacas, al grado de que no hay policías municipales en el estado, pero las cosas están mucho mejor que cuando se empezó.
En este tenor, desde la Secretaría General de Gobierno que encabezó hasta los primeros días de enero César “Truco” Verástegui se diseñó e instrumentó una amplia estrategia que involucró la participación de otras áreas como la Secretaría de Seguridad Pública y de manera especial, de la iniciativa privada y la sociedad civil a través de las Mesas de Seguridad que, como en el caso de la que funciona en Tampico y su zona conurbada, es ejemplo nacional por sus resultados.
¿Es posible presumir que en Tamaulipas tenemos la ciudad más segura del país, aunque haya otras en donde los delitos del orden federal siguen siendo incontenibles? Claro, porque lo local es una cosa y lo que toca a otras instancias, es otra. Y ahí es en donde hay que poner la atención.
ASÍ VAN LAS PRECAMPAÑAS
Los precandidatos a la gubernatura siguen haciendo su tarea y diariamente sostienen reuniones con la militancia de los partidos que los postularán a la gubernatura.
Américo Villarreal Anaya, precandidato de Morena estuvo en Abasolo, en donde dijo a los habitantes de ese pequeño municipio que escuchar a la gente es lo que debe hacerse para entender y atender sus necesidades, sus demandas de justicia, de equidad de transparencia. “Yo me comprometo con este proyecto y estaré velando para que esto suceda”, les aseguró el aspirante, quien continuará con sus recorridos por los 43 municipios de la entidad.
En tanto, César “Truco” Verástegui fue a Río Bravo, en donde reunido con la estructura de mujeres priístas recordó que la gente de Tamaulipas sabe que para obtener frutos hay que trabajar duro, todos los días. Y desde ahí deslizó una crítica hacia la autollamada 4T, al referirse a los programas sociales eliminados; a los apoyos desaparecidos que antes beneficiaban a mujeres, a agricultores
y ganaderos. “No es lo mismo tenerlas que mantenerlas”, acotó, en clara referencia a la diferencia de discursos cuando se es oposición y cuando se está en el gobierno.
Y finalmente, el precandidato de Movimiento Ciudadano (MC), Arturo Diez Gutiérrez Navarro visitó ayer El Mante, en donde dialogó con miembros de ese partido. La llamada “Caravana de Diez” lleva poco más de 12 municipios recorridos y a partir de este día estará en los municipios del sur haciendo lo propio.
POR TOMÁS BRIONES
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