TAMAULIPAS.- Todavía instalados en la euforia de quienes resultaron premiados en la lotería del poder, mientras terminan con la cirugía mayor para restañar las heridas de los que no obtuvieron el premio mayor, ya transcurrió más de la mitad de las precampañas. Y salvo el ruido mediático, el electorado aún no se prende y permanece ajeno a los tiempos políticos, con todo y la parafernalia desplegada hasta hoy, 25 de enero en ambos bandos.
Se supone que esta tarea se cumplirá en las campañas. Los candidatos -o precandidatos-, tienen enfrente grandes pendientes.
1.- Creérsela y asumir su papel frente a las estructuras de sus respectivos partidos, en lo cual no les ha ido tan mal, aún cuando sus aliados fueron hasta tiempos recientes fuerzas antagónicas.
2.- Cerrar heridas de sus competidores donde aún no cicatrizan, y aunque nunca se llega a una cura total, ya casi lo ha logrado la alianza PAN-PRI-PRD mientras en Morena hay dos que aún patalean: Maki Ortiz y Alejandro Rojas, una figura patética de la política monrealista, que cumple con entusiasmo la instrucción de su jefe para hacerle la vida de cuadritos al médico Américo Villarreal.
3.- Abiertamente o en el sigilo, ambos aspirantes están ocupados en acabar de armar sus equipos de campaña, en construir el rollo que le tirarán a la gente los días más intensos, afianzar contratos con alguno de los carísimos estrategas electorales y hacer los últimos amarres para el financiamiento y la logística de sus campañas.
Sin calenturas ni apasionamientos, las campañas no serán un día de campo, los cuartos de guerra en ambos lados son armados con personajes acostumbrados a las confrontaciones abiertas y a los trabajos de la más vil plomería electoral, siempre necesaria para reventar al enemigo. Leíamos lo que decía en entrevista una estratega curtida en más de 300 elecciones, y hablaba de lo duro que es la competencia en Tamaulipas, donde se necesitan candidatos y equipos todo terreno.
Puede sonar redundante pero cada pedazo de territorio, cada voto, serán claves y Americo Villarreal Anaya y Cesar Verastegui Ostos tienen ahora una oportunidad que sólo se les presentará una vez en sus vidas. Pero hay otros dos personajes tan interesados como ellos en ganar en junio: el gobernador Cabeza de Vaca y el presidente López Obrador. Por muchas razones de geopolítica, de correlación de fuerzas, de control territorial y del carácter estratégico de esta esquina Noreste, Tamaulipas es importante.
El recuento de las posibilidades se dará en función del peso de las marcas, del humor social y de anteriores experiencias electorales donde los números duros hablan de diferencias mínimas, pero un factor determinante es lo que proyecten los candidatos, y sobre todo, de cómo sepan tapar los hoyos negros de la desconfianza. Algunos pendientes que tendrán que abordar si quieren convencer a los votantes: las historias negras de la narcoviolencia, las miles de vidas y patrimonios perdidos, la tragedia de desaparecidos y pueblos abandonados; la crisis económica y las muertes provocadas por la pandemia y el desprestigio de los partidos políticos, casi todos en extinción.
No es tan fácil recurrir a discursos incendiarios, tendrán que combinar prudencia con inteligencia. Tamaulipas, aun con cierta calma, es territorio minado por el amago de grupos criminales, sobre todo en algunas regiones que son impenetrables y dicho literalmente, casi hay que pedir permiso.
LO CORTÉS NO QUITA LO…
Debió ser difícil para Marko Cortés venir a Tamaulipas y retractarse, sin decirlo abiertamente, de lo que manifestó en Aguascalientes, según la grabación que filtró a los medios el panista hidrocálido número 1.
Fue entonces un precipitado recuento anticipado de los daños. Finalmente dijo lo que tenía que decir, y como que el hombre ya pudo respirar sin agobios. Fue un acto de expiación y lo llevó a cabo sin ruborizarse.
MIENTRAS TANTO / ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ