El Caminante acudió a un despacho jurídico para recoger un paquete, a manera de favor para un camarada que vive en la frontera.
El lugar se veía de lo mas elegante. La recepcionista le pidió que esperara a que llegara «el licenciado» para hacerle entrega.
La afanadora caminaba de allá para acá dejando todo reluciente y perfumado.
De pronto, en la lujosa recepción se escuchó el repiqueteo de un teclado que da inicio a una muy conocida melodía de antaño.
«Es la duda, la duda, la duda la que no me deja en paz» recitaba el coro de esa canción.
El abogado llegó en ese instante y saludó a su viejo amigo el Caminante, invitándolo a pasar a su privado.
– Oiga mi ‘lic’ a su secre le gusta la buena música – le comentó el vago repostero
– ¡Nombre! Si vieras que esa memoria USB con canciones yo se la presté, de tanto escuchar que la pongo aqui en mi oficina como que ya le gustó – respondió el litigante al momento de entregarle el dichoso paquete
– No sabía que te gustaba la música ‘pegassera’ mi lic.
– ¿Pues a quien no? – Respondió entre risas el hombre de leyes.
El Caminante siguió su jornada hasta una lejana colonia al poniente de la ciudad. Pero en el trayecto notó que un neumático de su viejo Nissan Sentra se estaba desinflando.
Rápidamente cambió del rumbo y se dirigió a la ‘vulka’ mas cercana.
Al llegar encontró a don ‘Sebas’ terminando de parchar una enorme llanta de camión.
– Buenas tardes ¿Que tal de jale? – saludó el Caminante
– Pos a’i mas o menos… esta muy tranquilo… pos es martes – dijo el ‘don’
– Traigo una llanta ponchada
– ¿Pero nomas de abajo?
– ¡Nomas de abajo! – respondió entre risas el ‘pata de perro’
– Ahorita lo arreglamos – le contestó el maistro al tiempo que encendía una bocina, y hacia transmitir desde su celular un vídeo con música.
La primera canción que sonó, era ‘Celoso’ del popular grupo Toppaz.
– ¡Ah mire nomás! Con que a usted también le gusta la buena música – mencionó el andarín.
– Ah claro, esa canción se la cantaba a mi esposa cuando andábamos de novios allá por el año 91.
– ¿A poco era muy celoso usted?
– No, pero me gustaba contradecirla, porque ella era muy ‘fans’ de Pegasso del Pollo Estevan, y decía que tanto Emilio Reyna como Reynaldo Flores eran unos ttraidores.
– El viejo pleito entre los ‘pegassos’ originales…
– Pues… no, Reynaldo, que en paz descanse, el de los teclados y Marco el de la batería entraron después, pero si son de los mas viejos junto con el Pollo, Emilio y el Títere, que Dios lo tenga en su santa gloria.
– ¡Ah mire! Usted si conoce la historia de la música ‘pegassera’
– Claro que si, acá en Tamaulipas y Nuevo León Pegasso eran como nuestros ‘Bitles’
– ¿Y cual grupo le gusta mas, el Pegasso original,el del Pollo Estevan, el Pega Pega, o Toppaz?
– Uy no joven, esta difícil, porque mire, el original tiene canciones como «Se tambalea» y «El no te quiere» que son inmortales ¿’vedá’? Pero ya cuando se separaron, pues el Pollo se quedó con el estilo mas romántico, además del nombre, y el Pega Pega se llevó a los compositores, Emilio Reyna y José Santos el Títere, que Dios lo tenga en su santa gloria – repitió el veterano vulcanizador – pero Toppaz se quedó con el mero mero creador del estilo pegassero en los teclados, Reynaldo Flores que en paz descanse, asi que pues como que todo quedó muy parejo, no cree?.
– Oiga, pero siempre se echaban indirectas en las canciones¿verdad?.
– Ah si les encantaba la camorra… se tiraban habladas y se acusaban de copiar letras o «los carteles gigantes gigantes Pato Lucas» como dice en «La duda»
– Eran los buenos tiempos de la radio don Sebas.
– Si, se esforzaban mucho y hasta llegaban a hacer bailes el mismo dia en la misma ciudad nomas pa’ ver quien jalaba mas gente.
-¿Usted cree que habrá otro grupo que lr llegue a hacer sombra a los Pegassos?
– La verdad no creo, porque esa música ya tiene cuarenta años que se estrenó y hoy en dia hay muchos chavitos que la descubren y la cantan y hasta la tocan. Muchos de esos grupos de Cerralvo y Apodaca nacieron para ser famosos para toda la vida.
– Además como que es muy de esta región ¿verdad?.
– De todo este rincón y del «valle» de Texas – dijo el maistro al terminar de hacer la talacha al colocar la última tuerca.
El Caminante se despidió y volvió a tomar rumbo hacia el poniente, contento de saber que aun hay muchos seguidores de todas las edades, de esta música que se ha mezclado perfectamente con el murmullo urbano de la capital. Pasarán las décadas y la música «pegassera» seguirá sonando en el noreste del país. Demasiada pata de perro pegassero por esta semana.
POR JORGE ZAMORA