La coyuntura política de Tamaulipas, en el momento actual, se caracteriza por el permanente e inacabado proceso de ósmosis -el paso de una substancia soluble por una membrana permeable- en los dos principales partidos políticos: PAN y MORENA. Unos van y otros vienen, a esas opciones.
El partido que más ha sufrido por ese fenómeno químico-político, es el PRI.
Para ilustrar esa dinámica, tomaremos como indicador los ex alcaldes tamaulipecos que han cambiado de preferencias en medio de las procelosas precampañas por la gubernatura.
En Nuevo Laredo, varios ex jefes edilicios han transformado sus querencias ideológicas -por llamarlas con una forma-. Horacio Garza y Daniel Peña, que gobernaron la ciudad, bajo los colores del PRI, convinieron sumarse a MORENA y a su precandidato, Américo Villarreal Anaya. Esa actitud, es pública.
De igual forma, el ex presidente municipal, Carlos Cantú Rosas -administró la ciudad, con el padrinazgo del PAN- se pronunció por el cardiólogo en el fragor de la pelea por la gubernatura.
En la frontera chica, al menos dos ex ediles se han pronunciado a favor del partido guinda. Uno del PAN y otro del PRI.
En Reynosa, dos de los más importantes presidentes -Oscar Luebbert y Betico Valdez Richaud- rechazaron sumarse a la coalición del PRIAN y anunciaron su adhesión a MORENA y a la candidatura del médico victorense. Ambos gobernantes, pertenecen al tricolor. Luebbert, tiene el plus de haber sido presidente del Comité Directivo Estatal del institucional y Valdez Richaud, estuvo en varios cargos del CDE y operó como líder de uno de los sectores de su partido.
Se especula, que José Elías Leal, no comulga con el PRIAN; gobernó con la bandera priista. Desde el Bajío en donde se transformó en un potentado hotelero, no parece interesarle el proceso; sus protegidos, se fueron con el lopezobradorismo.
En Matamoros, el más prominente ex alcalde, Baltazar Hinojosa Ochoa, se le ha visto cerca del precandidato del PRIAN, Truco Verástegui. La ex alcaldesa, Letty Salazar es un enigma: ayudó a ganar a la Borrega López, pero ahora, promueve la candidatura del panista Verástegui.
En ciudad Victoria, también hace aire. Tito Reséndez, ex presidente priista, a través de su hijo -Hugo-, trabaja para el precandidato Américo. No podía ser diferente: fue alcalde cuando Américo Villarreal Guerra, gobernó el estado.
Y qué decir de Arturo Diez Gutiérrez, que se registró como precandidato a la gubernatura por el MC.
En un vistazo a vuelo de pájaro, se puede concluir que el priismo en buena parte, no está viendo con buenos ojos la unidad con los azules.
Otro desafío para el Truco Verástegui: convencer a las bases priistas que puede hacer un gobierno diferente en medio de la continuidad que representa.
Reto grande para Américo: convencer a la militancia y a la ciudadanía, que los priistas que se le están sumando pueden aportar saludables ingredientes, a un gobierno de cambios necesarios.
Por José Ángel Solorio Martínez