TAMAULIPAS.- Exactamente a un mes del 8 de marzo, las mujeres se organizan para las manifestaciones y protestas que se harán en todo el mundo, es el Día Mundial de la Mujer, pero no basta un día, ni un mes para enarbolar las causas de las mujeres, las colectivas, a diferencia de muchos gobiernos, trabajan todo el año en socializar los temas que a todas nos urgen, sobre todo para acabar con todo tipo de violencia de género.
Sin embargo, rumbo a esa fecha empiezan a ganar más espacios en redes y medios de comunicación, se ofrecen más foros y encuentros virtuales y físicos para ir definiendo la agenda y los datos que hablaran de la inacción del gobierno, de los retrocesos en los derechos de las mujeres y el avance de la violencia feminicida.
¿Qué harán los gobiernos para la conmemoración? Para ese día, que muchos políticos tildan de celebración, muy seguramente se presentarán, como cada año, conferencias motivacionales, presididas por mujeres empoderadas en el medio del espectáculo, mujeres de la frivolidad de la imagen pública o políticas que ofrecerán sus vivencias, con la consigna del “sí quieren pueden”.
No habrá discurso que consuele a las víctimas de violencia doméstica, a las madres buscadoras de sus hijos, las jefas de familia, las desempleadas por la pandemia, las mal pagadas por la burocracia o la iniciativa privada, las que dejaron el estudio porque se convirtieron, sin desearlo, en madres jóvenes, tampoco serán mencionadas las guerreras feministas que desde la acción civil, son la única oposición que enfrenta a los gobiernos misóginos y machistas, que reclaman más espacios y el real respeto de los derechos de las humanas.
Así, mientras ellas valientes y sororas ya se organizan para derribar muros y enfrentar cercos policiacos, ellos, los empoderados en el sistema patriarcal están agendando “eventitos” de color rosa, intentado que prevalezca la venda en los ojos de las mujeres, dotándoles de “un mejoralito” o un apapacho, como hacen los hombres violentos que después de cada golpe ofrecen flores y disculpas vanas, porque no cambian.
Venimos de dos años muy duros para toda la humanidad y ni así ha disminuido la fuerza de la protesta femenina, al contrario, aún en el encierro se ha convocado a la manifestación para no quitar el dedo del renglón sobre los pendientes del Estado con las mujeres. Y pese a que ahora hay más mujeres incrustadas en el poder político, la tarea es difícil, pero alguien la tiene que hacer, dicen las propias feministas y no desisten, algunas reportan ya que están recibiendo citatorios y que son perseguidas políticas, pero van al frente de batalla.
En la significativa efeméride de marzo de nuevo se escuchará el grito poderoso de la fuerza feminista, ojalá que esta vez les retumben los oídos a los que toman las decisiones y que penetren más en la sociedad los anhelos de una vida libre de violencia para las mujeres.