En Tamaulipas, desde 1993 el mes de marzo se instituyó como el mes de la Educación Especial, en este ciclo se fomenta con énfasis la integración y el respeto a las diferencias entre infantes, adolescentes y adultos con discapacidad para integrarlos al sistema educativo y a la participación en toda la sociedad.
Por tal motivo, en esta ocasión en La Infiltrada, recibimos para la entrevista a la licenciada en psicología Zaira Magaly Reyna García, especialista en la inclusión educativa de personas con discapacidad.
La psicóloga, actualmente asignada al nivel secundaria, explica que la educación especial está enfocada a la población escolar con alguna barrera para el aprendizaje o con alguna discapacidad, la idea es buscar la manera de que ellos puedan aprender de manera inclusiva igual que todas las demás personas que no presentan alguna barrera y crear la condición paraque el escolar pueda tener las mismas oportunidades que los demás y acceder al aprendizaje.
Al opinar sobre los avances o retos que aún deben superarse en comunidad para apoyar a las personas con discapacidad, Reyna García considera que aunque existe más apertura para hablar de estos temas, aún falta por socializar la inclusión plena, «anteriormente a la gente con discapacidad la veíamos como algo segregado, que ya no va a hacer nada y ni llegaría a ningún lado, actualmente existen empresas que emplean a gente con discapacidad o reciben alumnos para su capacitación en ámbitos donde se pueden desarrollar».
«Siempre hubo más escuelas enfocadas a personas con discapacidad, pero antes terminaban la escolarización y los egresados se volvían a encerrar, ya no había más para ellos, pero actualmente ya se está ampliando al ámbito laboral, cada vez hay más puertas abiertas y más oportunidades, falta mucho, pero se va por buen camino» reconoce la psicóloga dedicada a la educación especial.
El sistema educativo nacional ofrece actualmente programas y acciones especializadas a través de Centros de Atención Múltiple, donde se integran alumnos que presentan discapacidad severa o discapacidad múltiple que no les permite integrarse a una escuela regular, ya sea por qué no son autosuficientes o porque pueden poner en riesgo su integridad física o la de los compañeros. Y para las personas que tienen una condición de discapacidad simple o que solamente presentan algún desfase, ellos sí se integran a escuelas regulares y son atendidos por las Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular, desde la educación inicial hasta secundaria.
Barreras para aprender en zonas rurales
En las ciudades más grandes, como Victoria, Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo, Tampico y El Mante las escuelas ya tienen adaptaciones importantes para recibir a la comunidad estudiantil con discapacidad, sin embargo, en zonas rurales aún se presentan deficiencias, además la pandemia evidenció brechas digitales en estas comunidades marginadas, que afectaron en el desarrollo integral de todos los educandos.
«El ritmo de trabajo de ellos es diferente, el nivel socio económico, muchos pudieron acceder a plataformas digitales, las escuelas pusieron una organización adecuada, para que alumnos generan trabajo y había clases extras y se adecuaba el material, los exámenes, pero también hay muchas escuelas que no tienen acceso a las plataformas digitales y ahí se trabajó con WhatApp y visita casa por casa» nos explica la psicóloga y reconoce que las maestras y maestros con vocación de servicios aquí fueron fundamentales para sacar adelante la tarea escolar.
Tras la pandemia, el confinamiento y las clases a distancia «El rezago educativo es generalizado, tanto en personas que tienen alguna barrera como en aquellas que no la tienen» considera la maestra.
Por ello es por lo que «el regreso era necesario, los alumnos están encantados, fueron dos años de encierro, el hecho de privar a un adolescente de la socialización, de estar con el compañero o amigo es difícil, igual con los menores el no tener con quien hablar es difícil, ellos necesitaban ir a la escuela, a parte de la situación académica, toda la situación emocional y social que rodeaba la pandemia e ir venciendo los miedos», ya vemos un regreso con más seguridad y los niños muy emocionados.
Hay padres que no aceptan la condición de su hijo y se van
Al ser cuestionada con enfoque de género sobre sí es la madre o el padre que se hace más responsable de la educación de su hijo con discapacidad, la respuesta es la esperada, son ellas, las que sacan adelante a los hijos en cualquier condición.
«Yo creo que, en el 90 por ciento de los casos, son las madres las que absorben la responsabilidad de educar y cuidad a un hijo o hija con discapacidad, el seguimiento directo es con la madre de familia y muchas de ellas no dejan de trabajar, la necesidad no se los permite, pero a la par de su trabajo siguen el curso de las actividades de sus hijos».
Y va más allá al considerar que esto pasa en toda la sociedad «Siento que es una cuestión cultural, ¿Generalmente quien se hace cargo de los hijos? La mamá, independiente de que trabaje o no, los hijos y la casa son responsabilidad de la mamá, no estoy diciendo que los padres no los quieran, pero son pocos, la mayoría son mujeres madres de familia».
Con la experiencia en campo, Magaly Reyna remata «Muchas madres quedan solas, hay padres que no aceptan la condición de su hijo y terminan abandonando el hogar».
La psicóloga exhorta a madres y padres de familia a tomar muy en serio la conducta de sus hijos, porque aparte de la práctica académica se debe atender la parte emocional, y cuando sea necesario pedir ayuda a un especialista en psicología, ahora más que como secuelas de la pandemia se ha evidenciado que aumento la depresión en niños y jóvenes y con el tema de la guerra, debe haber un buen dialogo para que entiendan el mundo que les toca vivir.
«Tratamos de que ellos acepten la situación que vean el panorama real de sus hijos, las expectativas y en función de eso crear un ambiente de trabajo y cuando vemos señales de alarma canalizamos a instituciones externas como el CREE, el DIF o se consiguen apoyos económicos por parte de becas de discapacidad y en muy pocas ocasiones, pero nos ha tocado intervenir en algún tipo de defensa en la procuraduría de la familia o el menor», explica.
Además nos confirma que «Los índices de suicidio se han elevado mucho y dentro de las escuelas ahora vemos muchos alumnos ahora con depresión, con esquizofrenia con ansiedad, medicados ya por algún psiquiatra, tanto los niños como los adultos, revisados ya por un neurólogo o psicólogo, porque toda la ansiedad que genera la pandemia nos está afectando, por eso, es bueno el regreso es bueno para todos, siempre y cuando mantengamos la sana distancia y tarde o temprano tenemos que regresar a nuestro tren de vida, porque el hecho de estar aislados no nos lleva a nada bueno».
Finalmente, nos dice que el trabajo de educación especial es colaborativo, multidisciplinario, implica desde la escuela regular, la instancia de educación especial, la disposición del alumno y sobre todo el compromiso de los padres de los estudiantes. Y ide a toda la comunidad ser más humanista y empática con las personas que presentan alguna discapacidad, que nos pongamos en los zapatos del otro para no minimizar sus barreras. Y para los padres, que se acerquen a los maestros de las escuelas, tutores, asesores, educadores y psicólogos porque el cuidado de la salud mental «no es un juego».
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE




