ESTADOS UNIDOS.- Melissa Lucio es la primera mexicana que probablemente reciba la pena de muerte con la inyección letal en Texas, por presuntamente haber provocado el fallecimiento de su hija de dos años, Mariah en el 2007.
El pasado viernes, la defensa de Lucio presentó el último recurso legal para pedir al Tribunal de Apelaciones Penales del estado la revocación de la sentencia de muerte y la suspensión de su ejecución programada para este 27 de abril.
Con la presentación de esta apelación, se da la oportunidad para que los tribunales tengan la oportunidad de considerar nuevas pruebas científicas y periciales del caso. Sin embargo, de no ser así, recibirá este castigo en la Unidad Huntsville, la prisión más temida de Texas, la cual tiene el apodo Walls Unit porque la unidad tiene paredes de ladrillos rojos.
La prisión texana ha funcionado como cámara de la muerte desde 1923. Antes de ese año, cada condado era responsable de sus ejecuciones, según explicó el Departamento de Justicia Criminal local para Univisión.
El 29 de junio de 1929, la Corte Suprema declaró la pena capital inconstitucional, por lo que el gobernador del estado en ese entonces conmutó la condena a muerte por prisión de por vida; no obstante, en 1973, una revisión del Código Penal de Texas permitió el regreso de las ejecuciones en la entidad.
Fue hasta el 12 de enero de 1996 que Texas permitió a los familiares y amigos de los condenados a muerte ser testigos de las ejecuciones. Cabe mencionar que Texas es el tercer estado del país con mayor número de condenados a muerte, solo después de California y Florida.
Según el Departamento de Justicia Criminal de Texas, los reos pasan poco más de 11 años en el corredor de la muerte de distintas prisiones estatales antes de ser trasladados para su ejecución en Huntsville. Melissa Lucio tiene más de 14 años en el corredor de la muerte de la Mountain View Unit, en Gatesville, Texas.
Si el proceso no es frenado por el gobernador de Texas, Greg Abbott, podría convertirse en la primera mujer latina en ser ejecutada en ese estado.
A tan solo 4 minutos en auto se encuentra el cementerio Joe Byrd en Huntsville, Texas, donde son enterrados los restos de los reclusos del estado que no son reclamados por nadie.
CON INFORMACIÓN DE EL HERALDO DE MÉXICO