Cuando comenzó la pandemia de covid-19, algunas autoridades de salud alertaban a las mujeres para que no se embarazaran. Que no eran buenos tiempos para que naciera un bebé, pues nos enfrentamos a un virus del que no se sabía sus impactos y para el que no había ni medicina ni vacunas. La idea era radical.
Pero, lamentablemente, tan sólo en 2020, se registraron mil 14 defunciones, con una razón de mortalidad materna (RMM) de 53.9 por cada 100 mil nacimientos, es decir una cifra que no se había visto desde hacía dos décadas.
Pero no todo fue culpa directa del virus. De manera colateral, la pandemia pegó a las mujeres embarazadas, porque hospitales que atendían problemas de maternidad fueron convertidos para la atención de pacientes covid-19, y esto agudizó la falta de un seguimiento médico en las mujeres embarazadas.
Desde que inició la pandemia a la fecha han resultado contagiadas más de 31 mil 400 mujeres embarazadas, según los datos de la Ssa.
Con la llegada de las vacunas y a dos años de distancia, la buena noticia es que la mortalidad materna por covid-19 dejó de ser la primera causa de muerte en este rubro y descendió al tercer lugar. Las cifras que da la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud muestran que, actualmente, la razón de mortalidad materna calculada es de 33.2 defunciones por cada 100 mil nacimientos estimados, lo que representa una disminución de 32% respecto a la misma semana epidemiológica del año anterior.
Las principales causas de defunción materna son: enfermedad hipertensiva, edema y proteinuria en el embarazo; parto y puerperio (14.8%); hemorragia obstétrica (13.9%) y covid-19 con virus identificado (10.4 por ciento).
Las entidades con más defunciones maternas son: el Edomex (29), Chihuahua (18), Guerrero (16), Veracruz (15) y Guanajuato (13), que suman 39.6% de las defunciones registradas. En promedio, la edad de las mujeres que han perdido la vida, durante el embarazo, parto y puerperio se encuentran entre los 45 y 49 años de edad.
México todavía tiene una deuda con las mujeres embarazadas y su atención médica, que, con la pandemia, vino a agudizarse.
Se requiere de una política nacional que dé prioridad a la atención médica y obstétrica oportuna y eficiente a las embarazadas. La muerte materna es una tragedia que afecta a la pareja, a los hijos, la estabilidad familiar y la de los miembros de la comunidad que tienen relación con una mujer que fallece.
ABATELENGUAS
La semana pasada nos quedamos con una cifra para la reflexión: en México hay 40 mil nuevos casos de asma. En el contexto de la pandemia por covid-19 y la celebración del Día Mundial del Asma, hubo una coincidencia entre el neumólogo pediatra Carlos García y la alergóloga Elsy Navarrete y fue que se requieren mejores diagnósticos para detectar el asma. Durante la conferencia Perspectivas y distorsiones en el manejo del asma, organizado por la farmacéutica AstraZeneca, quedó claro que sólo 5 de cada 10 personas diagnosticadas con asma tienen un manejo adecuado de su enfermedad, de la que no hay cura y sólo se puede controlar para que la persona tenga una mejor calidad de vida. Por ello, para los médicos, es importante el diagnóstico, el tratamiento y la vigilancia.
BAJO EL MICROSCOPIO
1. El 1o de marzo pasado llegó el nuevo titular en la Dirección General de Epidemiología. En lugar de José Luis Alomía, quien dejó el cargo para irse como secretario de Salud de Sinaloa, llegó el doctor Gabriel García Rodríguez, un experto en el campo de las emergencias a nivel prehospitalaria y hospitalaria desde 1994.
Quienes lo conocen dicen que es un especialista en la atención de contingencias. Esperemos que después del covid-19 no haya otra contingencia de la que preocuparnos.
2. Muchas felicidades retroactivas a todas las mamás. No importa que ya haya pasado el 10 de mayo, les deseo mucha salud, y les pido que no esperen a que tengan algún dolor para ir al médico. La gran mayoría de las enfermedades se pueden prevenir o curar si se detectan a tiempo.
Por Ruth Rodríguez