23 de mayo. Muy lejos se ven aquellas tormentas desatadas en el invierno tras el proceso interno de selección y de cara a la campaña morenista por la gubernatura.
El evidente descontento de diferentes figuras generó en ese momento mucho ruido mediático.
La tensión más notoria ocurrió con los grupos políticos de Maki Ortiz y Ricardo Monreal.
Pero el tiempo y sus circunstancias cambiaron radicalmente el paisaje político en torno a Américo Villarreal Anaya.
La ex alcaldesa de Reynosa y su hijo han dejado muy claro que el candidato de Morena puede contar con su apoyo para el 5 de junio.
No ha sido un respaldo tácito; todo lo contrario, sus manifestaciones han sido absolutamente explícitas en cuanto evento han podido participar.
Apostaron fuerte por el doctor y han atado el destino de su clan político al hecho de que él sea el próximo gobernador.
Hábil como es, Maki no hubiera tomado esa decisión si no tuviera la certeza del triunfo.
Ayer en el Senado de la República se escribió otro capítulo en la historia de Morena y sus pasiones.
Ricardo Monreal, que se había mantenido más bien distante del proceso electoral de Tamaulipas desde que Rodolfo González Valderrama se quedó en el camino, ya se sumó de lleno a la causa.
Abrió el foro en el Senado para que más de 30 legisladores de Morena y aliados, respaldaran al senador con licencia Américo Villarreal Anaya.
Habrá quien considere que el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado fue suave en su discurso, pero basta revisar el mensaje de Monreal para encontrar el dardo que mandó desde su posición, que no es cualquiera: “Permitamos que la ciudadanía vote en libertad, vote sin miedo, sin amenazas, sin presión ilegal, es el momento de la democracia, es el momento de la madurez política, de la transición pacífica y ordenada”.
Como ocurrió en el evento que encabezó Américo Villarreal el domingo en lugar de acudir al segundo debate, todos los grupos de Morena -desde los más cercanos hasta los que podrían guardar todavía cierto recelo- en los hechos le dan ya el trato de futuro gobernador de Tamaulipas.
Lo que sigue, opinan propios y extraños al interior del partido, es soportar el vendaval que está por venir en los 12 días que quedan para la elección, y después ingeniárselas para una “transición pacífica y ordenada” que no derive en una nueva crisis política para el estado.
Por lo pronto, para el cierre de la campaña se espera de las principales figuras de la 4T otra clara demostración de apoyo para su candidato en Tamaulipas, y luego para la jornada electoral, el desembarco de un auténtico ejército de operadores.
Lo que dejó el debate
Aunque con una evidente mejoría en el formato del debate y sobre todo en la conducción a cargo de Javier Solorzano, una vez más quedó claro que este ejercicio democrático despierta muy poco interés entre los electores.
A reserva de que el Instituto Electoral de Tamaulipas presente las cifras de audiencia, no se espera ningún incremento con respecto al primero, en el que sí participaron los tres candidatos.
Por Miguel Domínguez Flores