5 diciembre, 2025

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Tesoros escondidos de la Sierra Madre

Llegar ahí no es fácil, pero a bordo de razers, se pueden encontrar paisajes que retratan la belleza natural de esta región del país; en Victoria cada vez hay más amantes de la naturaleza que con esfuerzos, llegan hasta ahí para disfrutarlos

TAMAULIPAS.- La Sierra Madre tiene paisajes y vistas espectaculares con gran variedad de climas en parajes que no muchos se aventuran a explorar.
Pese a lo complicado del acceso, los amantes del deporte extremo a bordo de razer y cuatrimoto recorren sin miedo cada rincón.

Rutas como la del Cielo, San Pedros, Victoria-Zaragoza, Miquihuana son solo algunas de las favoritas en las que los amantes de este deporte se animan a explorar en sus vehículos todo terreno.

Si bien desde hace más de 20 años en Victoria existe el gusto por explorar la sierra mediante vehículos como Jeep, camionetas 4×4 o moto tipo cross y cuatri, ninguna experiencia es tan completa y segura como andar sobre un Razer.

¿Te imaginas ir a toda máquina en un bosque a más de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar? Pues esa es la experiencia que nos tocó vivir junto con al menos 20 conductores de razer y cuatrimotos de la capital, durante este fin de semana.

La gran unión de estos deportistas es latente: antes de arrancar y durante la ruta monitorean cada uno de los integrantes para ver el bienestar de cada uno.
En esta ocasión se llevó a cabo un recorrido por la sierra de Victoria, Güémez, Hidalgo hasta terminar en Zaragoza Nuevo León, la Chingada y el parque ecológico el Salto en donde fue punto de llegada y regreso.

Dicho recorrido fue de aproximadamente seis horas por día, 150 kilómetros de senderos poco explorados, pueblos recónditos, fauna y vistas llenos de pinos y árboles enormes de más de 300 años de antigüedad.

Como en toda aventura, la sierra puede tornarse traicionera y siempre puede haber inconvenientes como un balero tronado, una banda reventada, o altas temperaturas en el motor, algo que al parecer es común en cada ruta, sin embargo entre todos ellos se ayudan, incluso la mayoría cuenta con herramientas y piezas para hacer reparaciones en medio de la nada.

¡Todos venimos, todos nos vamos! Es el lema que tienen estos deportistas al señalar que si un coche se queda, lo arreglan incluso lo arrastran con el gran poder de los caballos de fuerza hasta completar el camino de ida y vuelta.

En medio de la ruta, no existe señal, ni cómo comunicarse con el mundo exterior, más allá de unos radios de media frecuencia que tienen para monitorearse unos con otros, por lo que es de vital importancia el estar comunicados.

¿Tal vez se pregunte porque es tan importante?, bueno, al ser una ruta poco explorada siempre existen peligros o retos por enfrentar, como podría ser un deslaves o un tronco que tape el camino y obligue a desviarse hasta varios kilómetros, con el riesgo de perderse.

Si bien este es un deporte extremo, que implica riesgos y al que muy pocos tiene accesos, la adrenalina, vistas espectaculares y sobre todo vivencia lo compensa todo, ya que la gran variedad de fauna y flora que se aprecian, así como paisajes es inimaginable.

Ejemplo de lo anterior se encuentra en el ejido yerbabuena, el cual se recorre mediante un kilómetro de camino en el que alrededor de este y sobre el tramo está repleto de esta planta de olor que junto al clima de 14 grados produce una sensación que pocas veces se puede disfrutar.

Otro punto a considerar es la noche, sin la luz de la ciudad y a más de 2 mil metros de altura, las estrellas están al alcance de la mano, casi se pueden tocar, algo realmente mágico que acompañado de una carne asada en medio del bosque se convierte en una gran historia por contar.

Por Raúl López García
Expreso-La Razón

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