Tras las victorias y derrotas del 5 de junio, los partidos políticos entran en una etapa de recomposición de cara al 2024.
El proceso más radical lo llevará a cabo Morena, donde la endeble estructura estatal con la que aterrizó el partido en Tamaulipas quedó rebasada hace mucho tiempo, como lo comprueban los desfiguros de Enrique Torres Mendoza, quien todavía se ostenta como dirigente local.
La reconstrucción de ese aparato ya está en marcha.
Desde el 15 de junio se abrió la convocatoria para el registro de 200 hombres y 200 mujeres por cada distrito electoral federal que competirán por integrar el Congreso Nacional del partido, y convertirse en los coordinadores distritales de Tamaulipas, que serán 90 en total.
Para eso, el 30 de julio los ciudadanos, militantes y simpatizantes de Morena, podrán salir a votar en cada uno de los nueve distritos electorales por el hombre y la mujer que quieren que los represente en el máximo órgano partidista.
Esos congresistas tamaulipecos tendrán voz y voto para que el 6 y 7 de agosto elijan a la nueva dirigencia estatal, que estará integrada por el Presidente, el Secretario General, el de Organización , el de Finanzas, Comunicación, Formación Política y la Secretaria de Mujeres.
Así, aún con la resaca del pasado proceso electoral y de cara a la transición gubernamental en Tamaulipas, Morena ya está inmerso en un proceso masivo de renovación dirigencial.
Desde luego, la situación no es la misma de hace seis años. Ahora, el partido tendrá a un líder político natural.
Sin todavía sentarse en la silla principal del Palacio de Gobierno, Américo Villarreal Anaya tendrá la tarea de conducir esta reorganización interna, prioritaria por donde se vea, para que su administración descanse la operación política en una estructura sólida.
Ya se sabe que en Morena estos procesos nunca son fáciles, y ahora mismo, los grupos del partido -enfrentados entre sí, muchos de ellos- deben estar haciendo cálculos para intentar quedarse con la mayor parte de los consejeros, y claro, la presidencia de la dirigencia estatal.
La gran diferencia es que ahora tienen a un gobernador electo, “el primer morenista del estado”, para decirlo en el lenguaje clásico de la política local.
La renovación de la dirigencia estatal de Acción Nacional también está cerca.
En octubre concluye el periodo de Luis René Cantú, y hasta donde se sabe “El Cachorro” seguirá en su posición hasta el último día de su mandato como Presidente del Comité Directivo Estatal.
Tras los resultados del 5 de junio, se puso sobre la mesa una pregunta insistente: ¿quién se va a quedar con el control del PAN?.
La respuesta parece sencilla, a juzgar por los mensajes políticos enviados desde el grupo que todavía detenta el poder: salvo una sorpresiva revuelta de los grupos panistas más tradicionales del sur de Tamaulipas que se ve muy poco probable, el cabecismo seguirá teniendo bajo su control la estructura blanquiazul.
El PRI renueva su dirigencia estatal hasta el 2023, y aunque los grupos antagónicos a Edgar Melhem quieren sangre, el presidente del Comité Estatal no tiene la menor intención de hacerse a un lado.
Lo interesante será ver su actitud en el Congreso del Estado, donde podría asumir la presidencia de la Mesa Directiva a partir del próximo periodo.
Su relación con los morenistas estará bajo la lupa.
Por Miguel Domínguez Flores