TAMAULIPAS.- Nadie debería hacerse el sorprendido. Por la forma en la que terminaron las campañas, por el añejo enfrentamiento político entre el gobierno federal y el estatal, y por la manera en la que se ha conducido el Congreso, la entrega-recepción en Tamaulipas será todo menos tersa.
Tanto así, que la transición se desarrollará en dos planos, el de las mesas de enlace que deben comenzar por ley el 1 de septiembre, y el de los tribunales, donde el gobierno entrante buscará tumbar muchas de las reformas que se están aprobando contrarreloj en el Legislativo.
Ayer presenciamos un nuevo capítulo en esta historia política que puede ser tan apasionante como desgastante.
En una larga sesión que incluyó las comparecencias de los secretarios de Salud y Turismo, el PAN metió una iniciativa que seguramente ya veían venir en Morena, y que en el papel, busca crear una Super Fiscalía General de Justicia.
De todas las reformas que se han aprobado en los últimos meses para blindar diferentes organismos públicos, la de ayer quizás sea la más ambiciosa.
Arrebata al Poder Ejecutivo el control de la Unidad de Inteligencia Financiera y Económica, que actualmente está en el organigrama de la Secretaría de Finanzas; también le quita el Secretariado del Sistema Estatal de Seguridad Pública que tiene bajo su campo de acción, ni más ni menos, los Centros de Comando, mejor conocidos como C4 y C5, desde donde se controla toda la videovigilancia del estado.
Y por si fuera poco, protege de cualquier intento de desaparecerlo, al Grupo de Operaciones Especiales que seguía bajo el mando administrativo del CAIET, que también pasaría al organigrama de la Fiscalía General.
En estos momentos, si se cuenta el apoyo irrestricto de la diputada morenista Nancy Ruiz, los panistas tienen los votos suficientes para aprobar esta cirugía mayor a la estructura de Seguridad Pública Estatal.
Acaso pudiera generar cierta incertidumbre la votación del diputado priísta Edgar Melhem, a quien ya muchos ven con el corazón en la bancada guinda.
Aunque eso pueda ser cierto, difícilmente el dirigente estatal del PRI va a romper lanzas contra el PAN en una reforma tan importante para sus planes de trascender en el poder más allá del 1 de octubre.
Pero ayer mismo el gobierno entrante puso sobre la mesa una de sus cartas fuertes rumbo a la transición.
La confirmación de que Santiago Nieto, el ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, será asesor en el periodo de entrega-recepción es un nítido mensaje político: Américo Villarreal Anaya no va a bajar a los brazos en el inicio de una administración en la que se han puesto tantas expectativas.
Una de las tareas más importantes del abogado y su despacho será revisar la estrategia jurídica para que la Corte eche abajo reformas como la que se aprestan a aprobar mañana, o los candados a la Junta de Coordinación Política, las Comapas, etc.
La mesa está puesta y nos falta mucho por ver.