Al borde del agua, desde donde se ve el sol que se mete y en todos los espejos de los días más soleados , tú eres mi vida y todo lo que buscaba. En casa, con mis manos tranquilas ando tus pasos, leo tus palabras en las paredes por donde la ciudad pasa.
El día vino pronto por su diario, el sol busca tu cuerpo despierto, bajo el sombrero de un tejado pienso en ti muy temprano.
Continuamente hablo de ti cuando camino. Le doy palabras a lo nuestro y me sorprende la cantidad de objetos, momentos y silencios, metros y tal vez kilómetros que nos acercan en vez de vernos lejos.
Quiero enseñarte la ciudad desde mi lugar, desde donde veo cómo caminas respirándome. Con las hojas, con un par de textos ya leídos, te traigo un libro. Hice también el sueño más sencillo, te lo quiero presentar, pero es que quiero todo y todo es primero y es tuyo y es mio.
La vida es una estación en los ojos, en el remanso solitario de un puerto, bajo el puente respirando, amor, pocas veces el amor tiene tantas palabras en un vaso, pocas veces y muchas encontraré la forma de un inesperado beso.
Un montón de risas juegan con el viento, se repiten una y otra vez las miradas en los ojos, aquí no hay nadie más, puedo besarte en esta ciudad.
Y eres la canción en mi ventana, el día y la noche unidos, el rubor de las manzanas, cierto brillo, el humo de las casas, eres mi amor amor, la risa aquí, el alma toda, la humilde mirada de mis ojos en el jardín más hermoso.
Tu eres mi fórmula perfecta, la flecha en el blanco, la risa por sobre mi tristeza, la vida sobre la mía, el sueño que vivo todos los días. Te amo y es todo lo que tengo, es mi esfuerzo, mi brazo, mi ventana, mi corazón que te busca y le hago caso.
Amo todo lo que eres y en mi espacio conservo las huellas por donde pasas. Pienso en eso y repito las letras donde donde nada más yo leo tu nombre
Frente al mar urbano, después de la luna, regreso callado a tus ojos bonitos. Verás cómo mi cause no lleva nada más que a tu casa. Ahora me gustaría que oyeras mi palabras, que saludan ahora y respiran y te aman.
Y bien aquí estamos ya en el poema… podemos besarnos y grabar las voces calladas… con un lápiz en la mano dibujarnos. Sin embargo amanece y aún estamos vivos. Nadie arrojó más noche. Este es el día más bonito en los sueños, es el verano que resplandece en el acuario de tus ojos.
La noche es un velo, un verano es tu rostro. Cuando el sol se ha ido apareces como la luna. He hecho una ventana grande donde se ven también las estrellas y los planetas, hice la estrella polar a un costado de venus. Conozco la música de la noche, entre las construcciones de tu cuerpo voy pegando ladrillos.
Amo tu forma de ser muchísimo y puedo más, puedo saber eso mientras comienzo a escribir nuestra historia, escribir cuando se vuelvan poemas los movimientos, cuando pase lo que tiene que pasar por nosotros.
Tú conmigo como un reloj, como dos manecillas, como un puente, como un par de ojos y tu breve nariz.
Estoy pintándote, hago tu rostro con acumulado sol, sostengo mis paredes de hormigón. Sin ti estaba cayendo. Sabes, este lado de la noche, con la cama a un costado inmenso me dolió mucho tiempo.
Amaneces y tus manos me llevan como hélices, nave con estrellas marinas, eres la tibia experiencia, el aliento inmortal de un largo beso.
Hay muchas cosas cuando estás. Estimulados por tu sonrisa mis ojos buscan un encuentro con el paraíso, estoy cerca, lo sé por la forma de caminar que tengo.
HASTA PRONTO
Por Rigoberto Hernández Guevara