TAMPICO, TAMAULIPAS.- El circo es la primera casa, y tal vez la única que llegan a tener , los artistas que participan en cada uno de sus números.
Hace unos días llegó a la zona metropolitana, a la calle Rosalío Bustamante, frente a la Central Camionera de Tampico, el Circo de Soley, que viaja por todo el país, llevando alegría y pasión, en cada uno de los lugares que dan su show.
“Yo creo que es un circo lleno de pasión, sería la palabra clave, de esfuerzo, de mucha dedicación , de mucho respeto, hacia el público, yo creo que eso es lo más importante o mi filosofía personal, por que a final de cuentas de ellos dependemos, suena muy fea la palabra, pero de ellos comemos”, dijo Erick Douglas, dueño del Fantástic Soley Circus.
Más de 60 personas laboran en él, de los cuales 12 son niños que han todos son importantes, desde el que coloca la carpa, hasta que el que administra esta empresa.
Son una familia, se respira la hermandad
La vida es tan volátil con ellos, pues un día están en Tamaulipas, y después amanecen en Baja California, y de esta manera gira su vida los 365 días del año, siempre buscando trabajar, divirtiéndose con el gusto del público.
Han vivido la crisis de la pandemia y la sacudida que les originó que estuviera prohibido usar animales exóticos en cada uno de sus números.
Siempre buscan dar lo mejor de ellos, que cada una de sus funciones, sea totalmente diferente, para llevarse la mayor cantidad de los aplausos, que muchas veces para ellos, son el mejor pago que reciben.
Al subir la carpa, arrancan con su número estelar, que es el péndulo espacial de la muerte, donde una persona trepa en esta estructura de más de nueve metros de largo, después llega los acróbatas y hasta Pancho, el marciano del Circo, personaje con el que se ha identificado la población de Tampico, Madero y Altamira.
La adrenalina se vive en cada uno de los números se vive al par de las ovaciones y gritos de apoyo de los asistentes.
Erick Douglas, está acostumbrado, a no ser ni de aquí, ni de allá, pues su casa es una traila, no tiene un domicilio fijo, su madre vivió en Zacatecas, pero nunca tienen vacaciones fuera del Circo Fantastic Soley, su vida es el show y los aplausos.
Heredó el amor y pasión de las butacas de su padre, que era trapecista, y que, como de cuento de hadas, al llegar a trabajar a Zacatecas, conoció a su mamá, se enamoraron y unieron sus vidas, al circo.
Además de su abuela, fue parte de la historia que hoy vive y escribe todos los días en cada uno de los boletos que vende al público.
Su vida rueda a la par de la cartelera que se trazan durante el año, es como un volado que avientan al aire, para ver dónde caerá la moneda.
“Nacieron mis dos niñas también, una nació en los Mochis, Sinaloa y otra en Culiacán, Sinaloa, Mateo, mi sobrino, el motociclista de nueve años, nació también en Mazatlán, nació por coincidencia, no es por que lo hayamos planeado”, señaló.
Sus hermanos y papás lo acompañan en este sueño que lleva toda su vida, cada uno ha tomado la decisión de continuar o buscar otra manera de sobrevivir.
“Sí hay otro camino, ésta es una decisión personal, tengo hermanas de mi papá que nacieron en el circo, pero conoció a una persona en San Luis y se fue a hacer vida, yo creo que cuando algo te gusta lo traes en la sangre”, expresó.
Estarán por varios días dando show, para después continuar su agenda, por el resto del país, hasta que Dios se los permita.
POR MARIO PRIETO
EXPRESO-LA RAZÓN