Existencia virtual tiene Morena en Tamaulipas, es decir “está y no está”, apareciendo solo cuando la confusión puede explicar su realidad. En este sentido recrea un escenario envolvente para atrapar lo que supone destino manifiesto (léase AMLO). El milagro en nuestro estado es que gana siendo inmaterial en el significado exacto, entendiendo que navega a merced del viento, sin brújula ni timón.
Es el único partido sin dirigentes a la vista del portador y cuando los tuvo optaron por reclusión voluntaria en clandestinas oficinas hasta que los desalojaron por incumplir pagos de renta, luz, agua, teléfono y otros servicios sin los cuales imposible funcione cualquier organización de su tipo.
Morena ha sido vergüenza para su militancia, así como para los simpatizantes que lo consideran opción democrática. En la elección para diputados locales inventaron una mayoría que resultó mal chiste aplicable en lo negativo al futuro inmediato y excelente oportunidad para quienes entienden la política como posibilidad de vida plena, canjeable por escrúpulos y valores. Por ahí apareció “un líder” que debió abonar con el ridículo, la soberbia de creerse llamado a transformar la esencia que caracteriza a la política, es decir, la corrupción resultando tan frágil que un simple empujón lo eliminó. Ahora pretende ser funcionario de la administración siguiente como si no hubiera motivos para reclamar su fracaso.
Después de esto en el congreso dejó de espantar la ingenuidad. Ahora algunos fantasmas morenistas circulan y escurren entre las curules procurando pasar inadvertidos, por la sencilla razón de que rindieron el punto cuando no terminaban de consumir la euforia del triunfalismo. Es odiosa y hasta grosera la comparación, pero más o menos les sucedió lo que a “el Tigre de Santa Julia”.
Decir que Morena es fuerte en el estado es mentir cuando su presencia es de alcances limitados y nada garantiza que trascenderá después de octubre. No existe confianza en algunos que ganaron alcaldías y por supuesto, tampoco en el congreso después de la grotesca transición “mayoritaria”. Y es que los persigue su pasado marcado por errores de origen que nada tienen que ver con la honorabilidad y las buenas costumbres.
De manera que la organización creada por AMLO, de poco servirá a quien encabezará el régimen que se avecina. Morena solo tiene para ofrecer conflictos y ambiciones personales y de grupo. De modo que Américo ha de prescindir de “ofertas” y “promociones” que llegan y llegarán por esta vía y seguro que lo tiene claro después del curso intensivo que hubo de aprobar para conquistar la mayoría tamaulipeca.
ESTOS DELEGADOS(AS) QUE VÉIS
Como sabemos, el anterior fin de semana se realizó en el estado la elección de los delegados(as) de Morena. Serán parte de los y las que a nivel nacional resolverán importantes y delicadas situaciones inherentes a la organización. Dicese que, entre otras cuestiones, definirán reglas a las que habrán de sujetarse quienes pretendan la candidatura presidencial lo cual sucederá en el congreso nacional del 17 y 18 de septiembre. Hasta aquí vamos bien.
Le decía que Morena solo aparece cuando la confusión puede explicar la realidad. Y es el caso porque dicho proceso se convirtió en escándalo que infiltró áreas y personajes que tendrán singular importancia en los tiempos que vienen. Hay críticas y señalamientos que no debieran ignorarse porque sería como regresar a usos y costumbres superados por la propia inercia social.
Hablase de “trampas”, “acarreos”, presiones y hasta pagos indebidos que provocaron violencia en algunos lugares de por si conflictivos. Hay denuncias, pero como Mario Delgado Carrillo es inútil y mediocre como dirigente, lo más probable es que nomás se ría, no le da para más.
SUCEDE QUE
“No hagas cosas buenas que parezcan malas”, sabiduría popular aplicable a Morena.
Y hasta la próxima.
Por Max Ávila