En la imaginación me voy proyectando. Hago mi película espiral que sube, baja cada alba y cada amanecer. La sigo sin seguirla, las imágenes son palacios de cristal con todo el confort, pero igual atiendo subterráneos de herrumbre sin sillas donde sentarse.
En el movimiento del cuerpo simulo un pequeño planeta y giro para volver y volver sin ir a ninguna parte. Estoy aquí por razones políticas. En la primera exposición, cuando pude hablar en una reunión de iguales imaginando, imaginé un país y un gran jardín en el parque que había en la ventana. Era un almanaque.
En la pantalla gigante de la vida, agrandada ya mi imagen, en la realidad, la película mostrará mis diálogos ante un público no creyente. En la pantalla sin pies, no puedo abrazar a ninguno de los espectadores ni correr y encender las luces para salir a las palomitas. Cuando se abra la toma, y la gente pueda ver mi cuerpo completo, comenzará el inoportuno fin de la película.
La imaginación gesticula frente a los comentarios absurdos de dos comenzales. La imaginación habla de la posibilidad de que ocurran las cosas pero también es el grupo de cuerdas y lianas de las letras no escritas. Es un idioma naciente, un crear entre las artes, desfiguraciones y demoliciones de lo que no existe.
Sí algo es libre, esa es la intocable imaginación, y libertad es rebelión. Imaginar es contradecir, es revelación erótica, es antirrepresión puritana. La imaginación es publicidad gratuita del alma y de los deseos más escondidos, sostenidos muy a penas en el cuerpo.
No por nada la imaginación permanece oculta. Es lúcida y hermosa, la imaginación, aunque suele contaminarse, se limpia cuando llueve o cuando cae una lágrima en forma de reloj de arena.
Como piedra en el huarache la mente ilusionada divaga. Hay un infinito entre la realidad y la fantasía. Un pozo es donde la piedra nunca cae en el fondo, sino que cae en el cuerpo, golpea la cabeza de los clavos. Luego desaparece. No dice adiós, si vuelverá o no.
La fantasía es la memoria que diversifica la versión de nosotros. Adentro, la vanidad busca un sustento legal en donde no Ia hay. El pensamiento no alcanzó a volverse verdad. La fantasía se esfuma y volvemos al sapo extraviado en la realidad.
Nos vamos, salimos de nosotros y es fácil salir de viaje a ver el sueño que siempre tuvimos. Baste un rato a solas o en un pico de motivación para hacer el fantástico viaje sin boleto. Somos cineastas orgánicos aún no premiados por la academia de otra fantasía de una familia de fantasmas. Se dice fácil porque lo estoy imaginando.
En los cristales del éter infantil hay objetos de colores armónicos conque juegan los niños solitarios. Ahí esta un tiempo otra ciudad y se va, luego una calle pasa con seres reales que no había visto. Escribo en el sentido imaginario del verso dinámico : la palabra dice y mueve el mundo. La misión parece ser la del explorador. Un buscador de sorpresas, un fotógrafo de futuras ambiciones.
Somos adictos al viaje. Andamos piense y piense. Somos literatura mística y mítica. Cambiamos al mundo y lo volteamos si queremos, y somos arbitrarios y vamos y pateamos al aire una pelota imaginaria que va, pega en el poste sin guardameta ni naciones unidas.
Y así seguimos imaginando cosas que nunca recordaremos porque es un viaje herido, un viaje sin regreso. Cuando volvemos desaparece el castillo y uno cae al estanque de los cocodrilos.
Luego volvemos a nosotros, antes de que se enfríe la taza de café y salimos con todo, ya en el mundo a seguir imaginándolo.
HASTA PRONTO
Por Rigoberto Hernández Guevara