Con una sola pincelada, hoy lunes, el gobernador electo de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, cambió el escenario mediato, inmediato y futuro de Reynosa, la ciudad más populosa y uno de los municipios económicamente más importantes del estado. Le dio un vuelco a las formas de coexistencia de los diversos grupos políticos que han vivido excluidos de la autoridad municipal, por el otrora poderoso, hegemónico, inamovible, bando de los Makyiavélicos.
¿Qué ocurrió como para pensar que el afluente sociopolítico que comanda la doctora Maky Ortiz, está hoy por hoy, en franca declinación?
El pinchazo en el globo del poder que actualmente juguetea con sus manitas Makyito Peña Ortiz, ocurrió justo en el momento en que Villarreal Anaya anunció su Gabinete.
Ni un solo reynosense en la impactante lista.
Y más: nadie del equipo de la Makyiavélica, fue ungido por la palma del gobernador electo.
¿Qué implicaciones, tiene ese anuncio con el cual se soslaya el capital y el potencial políticos de la familia Peña Ortiz?
1.- Maky, perdió potencia y cercanía con AVA. Es evidente: se gobierna con amigos y aliados; pero, sobre todo con aquellos que muestran como principal divisa, la confianza. Makyito, y su madre, lo primero que dejaron en girones fueron sus respectivas honorabilidades políticas; en un momento de la contienda, sus ambiciones hicieron intersección con los intereses del gobierno estatal panista.
Festinaron incluso, la campaña de cieno que el panismo tamaulipeco y nacional, enderezaron contra el ahora gobernador electo.
Así fue.
Llegaron a comentar, que de anularse la elección de Américo, Maky podría ser la candidata emergente. Es decir: en lugar de defender el resultado legítimo de la elección construían fantasías con el dinero acumulado en 6 años de saqueo del erario reynosense.
Graves anhelos: en los sótanos de la política tamaulipeca todo se sabe.
2.- Ante tanta debilidad generada por las pifias de Maky –actuar para descarrilar la candidatura de AVA y luego de intentar frenar su campaña constitucional– poco puede aspirar su clan político. Ella, ya lo está padeciendo: los espacios vigorosos en el Gabinete estatal, ya están ocupados; a lo sumo, puede centrar su pretensión en ser Sub secretaria, lo cual, a decir verdad, –luego de ser Sub secretaria de la Federación– retrataría su real fortaleza en su pueblo.
Le hereda a su hijo, los malos efectos de sus vulgares vaivenes políticos; y lo peor: la dura realidad que podría cancelarle la posibilidad de reelegirse como alcalde.
En efecto: escenario posible, viable.
3.- La autodestrucción de los Makyiavélicos, abre expectativas a una mujer. Evidentemente: tendrá que ser una dama que esté fuera de la órbita de doña Maky. Es conocida, la poca presencia que tienen los cuadros femeninos de MORENA en la mayoría de los Ayuntamientos; Reynosa, no está en ese circuito. Desde María Esther Camargo, hasta las diputadas, local –Magaly Deándar– y federal –Claudia Alejandra Hernández Sáenz– de la localidad, pueden cubrir con éxito esa tarea.
Tiro de dos bandas: los Makyiavélicos pagarían sus pecados, al tiempo de cubrirse un mandato estatutario partidista.
Al momento, Maky no ha dicho esta boca es mía.
Se ha tragado, todita la hiel que le toca.
Se ve complicado, que acepte un cargo de menor cuantía; sería una vergüenza para si y para su familia.
Habrá que esperar, el último salto en el trapecio político de la doctora.
Aplaudió al PRI; vitoreó al PAN; y amó a MORENA.
Ya le echa ojitos al MC…
Por José Ángel Solorio Martínez