La irrupción de un personaje como Luis René Cantú en la política tamaulipeca, sería graciosa sino fuera porque le ha costado mucho dinero a las finanzas públicas.
Más claro: la broma del “Cachorro”, quien cobra al mismo tiempo como diputado y como dirigente estatal del PAN, hace tiempo que causa más pena que risa.
Los más avergonzados desde luego son los panistas de cepa, que tienen que soportar las ocurrencias que suelta (¿ladra, gruñe? ¿de qué especie será cachorro?) el susodicho cada vez que se le atraviesa un micrófono.
Ahora que su partido está por encarar un nuevo proceso electoral, deben sufrir al confirmar que recaerá sobre sus hombros la conducción de esta elección, luego de los patéticos resultados que obtuvo en las dos anteriores.
Si creen en el karma, va siendo hora de que hagan memoria hasta encontrar las culpas que están pagando.