Más que racistas, en México abundan los clasistas y los, digamos, nacionalistas. Y no hablo de “charros” y “fifís”, hablo de mexicanos contra centroamericanos.
Me explico, a nivel nacional se han documentado los malos tratos que el Instituto Nacional de Migración da a los extranjeros, en últimas fechas han sido documentados casos contra colombianos, a pesar de ser el segundo socio comercial más importante, apenas después de Brasil.
Esta situación se da a pesar de ingresar con la documentación y por los puertos indicados, pero son tratados como criminales por las autoridades aduanales y de la Guardia Nacional.
Y más que una situación cultural, es de educación y empatía, es necesario entender que los migrantes no deben ser tratados como criminales nómadas, emigran por necesidad y no por gusto, no tienen trabajo ni qué comer.
Con la esperanza de alcanzar el sueño americano, miles de migrantes emprenden su travesía por varios países, pero las tierras mexicanas son las más difíciles. Diversos reportajes han documentado el peligro y el abuso de la autoridad que, en lugar de salvaguardar su viaje, lo convierten en un auténtico infierno, pero eso sí, se presume como si fuera logro de gobierno (AMLO), la cantidad de remesas que mes a mes le dan un “respiro” a la muy deteriorada economía nacional y patriota.
El Gobierno de la República no solo emprendió una cacería de extranjeros de bien, también lo hace con mexicanos de bien, eso no solo es contra los indocumentados, la recién creada Agencia Nacional de Aduanas de México, encabezada por Horacio Duarte Olivares, personaje mexiquense, aunque poco mexicano, abogado y con maestría (realizada en línea), agarró parejo.
Supongamos que usted viaja a McAllen, por placer, cuestiones familiares o para ahorrarse una ‘lanita’ en ropa, aunque también podría ser con fines médicos, de negocios o sociales, imagine que a su regreso pasa por la aduana.
Sépalo, ahí se va a encontrar con agentes o inspectores que lejos de brindar una atención al paisano, al mexicano de bien, al que se gana la vida de manera honrada y que cumple con sus impuestos, se portan de manera poco ética, altaneros y amedrentadores.
La peor experiencia a tendrá si se atreve a cruzar solo desde EU a México, mejor que no haya testigos, seguro le tocará semáforo en rojo, lo revisarán entre 5 y 6 inspectores, lo interrogarán como si fuera delincuente y aunque no traiga mercancía para revender (fayuca), armas, o cualquier objeto prohibido, que es el “objetivo” de la revisión, buscarán intimidarlo con la amenaza de que le pueden decomisar todo lo que trae, si le va bien.
Los agentes solo buscan la manera de asustarlo, diciendo que trae objetos prohibidos, pidiéndole recibos de todo en el cauto, sea ropa, lentes, equipos de cómputo de uso personal, le revisarán cada prenda, lo cuestionan si trae “muchos” cambios y si lleva objetos personales se los van a querer quitar.
Al final, después del amedrentamiento le van a decir que tiene 3 opciones, el decomiso de la “mercancía”, que pague 10 mil pesos ó 4 mil pesos para dejarlo ir, en la ventanilla se encontrará con personas que también viajan solas y sufrieron lo mismo. Es el modus operandi.
Las autoridades aduanales olvidan que su función es mantener orden en las exportaciones e importaciones,
que se cumpla con el Código Fiscal y la Ley Aduanera para que no se evadan impuestos y cuidar la frontera por cuestiones de seguridad, se olvidan los mexicanos merecen trato digno en su propio país, olvida que son servidores públicos, tras el fracaso de la política de “abrazos y no balazos”, al parecer al Presidente de la República también le falló su plan de “educar con el ejemplo” en su lucha contra la corrupción.
¡Viva México!
POR OMAR REYES