Todos los presupuestívoros, son similares. Cuando se acerca el fin de sus tiempos de poder, actúan de manera compulsiva en la degustación de los fondos públicos que los ciudadanos pusieron en sus manos. Eso pasó con Francisco García Cabeza de Vaca; nunca hizo más daño al erario, que en el último tercio de su administración: solicitó créditos de los cuales se desconoce su paradero; negoció con Notarías -50 con un precio aproximado de 5 millones por unidad-; venta de plazas en el gobierno estatal -se especula que pudieran ser más de 2 mil- e indiscriminado saqueo en las diversas áreas del gobierno del estado.
Se habla que sólo en el área de Salud, andan bailando más de 5 mil millones de pesos, entre plazas, contratos de medicinas, y hospitales que se pagaron, pero no se construyeron o no se equiparon.
Igual en el aparato de seguridad: miles de cámaras de vigilancia no funcionan o no fueron entregadas.
Reynosa, Tamaulipas, está viviendo ese fenómeno.
Percibiendo que la reelección del morenista de coyuntura, Makyito Peña se le esfumó, anda desatado dándole dentelladas al tesoro público de los reynosenses, utilizando la delegación de Tránsito y sus agentes, para operar con actitud recaudatoria.
En efecto.
No se trata de meter al orden a quienes infringen el reglamento vial; no, de ninguna manera: se intenta, llenar las ánforas de multas para acumular dinero para los Makyiavélicos.
Expulsados, o minimizados en la esfera regional de autoridad del morenismo, la familia de Maky, optó por la salida clásica de quienes tienen en su menú preferencial digerir presupuesto: dar prioridad a la actividad recaudatoria, -legal o discutiblemente legal- para el abultamiento de sus cuentas bancarias o el financiamiento de sus proyectos político-electorales.
Hace unas horas, víctimas de la política de expoliación de los agentes de Tránsito, se han organizado y han lanzado la iniciativa de protestar por los excesos de multas por tal o cual infracción.
Es ocioso, exponer el costo político que esas acciones arrastrarán para Makyito y su familia.
A decir de observadores, no son cientos los ciudadanos infraccionados; son miles. Y obvio: los afectados, son los más desprotegidos: obreros de la maquila; trabajadores de la construcción; empleados del comercio; pequeños comerciantes; estudiantes y etc.
Hasta hoy, no se sabe que personajes como Oscar Luebbert, Marcelo Olán, Francisco Garza De Coss, el Cachorro Cantú, José Ramón Gómez Leal, Chuma Moreno o sus distinguidos familiares hayan sido infraccionados por el departamento de Tránsito de la ciudad.
Las multas no son ninguna ganga: fluctúan, de 2 mil hasta 6 mil pesos.
Hasta hoy, el Congreso local, permanece insensible a las denuncias de las personas sancionadas (pero eso sí: recibió a Makyito para escuchar su grosera petición de aumentar los impuestos en la ciudad); y no se diga del Cabildo: desde hace meses, aplaude a su alcalde a pesar de gobernar a la distancia -desde Mission, Texas-.
Un colectivo de activistas inconformes con la conducta de los tránsitos ha decidido convocar a una marcha de protesta:
“Han sido semanas de atracos por parte de la autoridad vial y ante las declaraciones de su director, además de los altos costos en las multas, la exageración y falsedad de las acusaciones al momento de las infracciones que hacen los cazadores viales”.
La frenética labor de los agentes viales, sólo puede ser explicada -aparte del gusto de los Makyiavélicos por el dinero público- por la vocación de saltimbanquis de Maky y familia: esperan que la doctora sea postulada por algún partido y financiar una nueva aventura político-electoral de la ex priista, ex panista, ex morenista, quien prepara así su migración al MC.
Por José Ángel Solorio Martínez