Una de las situaciones más dramáticas que vive el ser humano en estos tiempos es el de estar desempleado, y si es o participa en el sostenimiento de una familia, aún más. Llegar sin dinero para los gastos de la casa y en ocasiones ni siquiera para la alimentación de los miembros de la familia es devastador. El desempleo nos roba la tranquilidad, nos roba el sueño, nos roba la calidad de vida que buscamos para nuestras familias.
Vamos a ver un poco como se esconde este ladrón en México.
El INEGI reporta para el segundo trimestre del año, de acuerdo con su protocolo de cálculo, que tenemos una tasa de desempleo de 3.2% durante el último trimestre del año. De hecho, el INEGI reporta que la tasa más alta de desempleo la tuvimos en junio de 2020 y fue de un 5.5% desde junio de 2011. ¡Grandioso!, en Canadá es del 5.6% y durante el 2020 fue de 9.6%, en Dinamarca es de 4.5%, entonces deberíamos esperar no estar tan mal Sin embargo, esto no refleja nuestra realidad, tenemos 55.7 millones de pobres, y de esos 10.3 están en pobreza extrema.
Otro factor engañoso es el salario mínimo, actualmente tenemos el más alto salario mínimo, de $172.87 y en la franja fronteriza de $260.34, pero de nada sirve si la mayoría de la población no lo recibe.
Esto se debe a que 32.2 millones de personas viven en la informalidad, a pesar de que muchas de las personas que se encuentran en esta condición creen que les da una ventaja por no pagar impuestos o poder evitar otro tipo de costos lo cierto es que, de acuerdo con el INE- GI, la remuneración de un trabajador formal es de 9 mil 993 pesos al mes, mientras que un trabajador informal es de 5 mil 506 pesos.
Existen dos retos inmediatos a enfrentar; la inflación, que se mantiene estable en 8.7% y la informalidad, que devalúa el trabajo de los mexicanos.
A La inflación la está atacando el Banco de México a través de incrementos en las tasas de interés, El último incremento fue el 10 de noviembre, de 75 puntos base, con lo que alcanzo el 10%. Esta tasa está ya por encima de la inflación.
La informalidad es un problema complejo donde juegan un papel importante los siguientes factores:
El mediocre crecimiento económico del país que no ha generado las fuentes de empleo necesarias, ni de la calidad requerida para dar un buen nivel de vida a los mexicanos. Si a esto sumamos la aparición de la pandemia que hizo caer la economía de forma muy abrupta (hasta un 8.2% del PIB) y a pesar de que ha habido una recuperación económica, esta aún no alcanza el nivel de actividad que se tenía antes de la pandemia, lo que limita las oportunidades de empleo, sobre todo para los jóvenes.
En la educación y capacitación hacen falta personas con habilidades desarrolladas para efectuar trabajos calificados. Aunque en México el promedio de grado de estudios es de 9.7 años (un poco mas que la secundaria), los conocimientos y habilidades con que salen las personas no están alineadas con el mercado laboral.
La baja eficacia de las pequeñas y medianas empresas para permanecer en el mercado hacen que los empleos que generan muy pocas veces estén bien remunerados, ya que no se consolidan y por lo tanto no pueden ofrecer una buena paga ya que el 75% de las pequeñas y medianas empresas no permanecen más de 2 años. Aun así, las microempresas concentran el 75.4% del personal ocupado total. Sin duda, se requiere hacer una tarea no solo para que subsistan, sino para que crezcan.
Y por supuesto, los dos tipos de cáncer que vivimos como sociedad; la corrupción tanto en las instituciones públicas como en la sociedad en general y la inseguridad, que eleva de forma muy importante el grado de riesgo al crear una empresa, aunque pareciera que como sociedad ya nos acostumbramos a ellos y no tenemos la determinación, ni la voluntad de combatirlos.
POR FRANCISCO DE ASÍS