CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Dos zonas de exterminio fueron localizadas en la ciudad de Reynosa y en las cuales se usaron ocho “cocinas” para tratar de desaparecer a sus víctimas.
Autoridades e integrantes del colectivo Amor por los desaparecidos lograron el hallazgo de restos humanos.
Elementos de la Policía Estatal, en cumplimiento a la solicitud de la Fiscalía Especializada en la Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada de Personas, participó brindando seguridad perimetral en las diligencias de procesamiento del lugar y recolección de indicios (restos óseos) con exposición al fuego en el predio denominado “El Murillo”.
En la misma diligencia participaron elementos de la Guardia Nacional, así como miembros de la Comisión de Derechos Humanos del estado de Tamaulipas (CODHET) y del colectivo “Amor por los desaparecidos”.
Además se contó con la colaboración de dos elementos de la Unidad Canina, cuatro peritos del Equipo Multidisciplinario de Identificación Forense de Ciudad Victoria y tres más de Reynosa.
Los indicios fueron asegurados por la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas (FGJT) para continuar con las investigaciones.
El otro punto positivo fue en la brecha del Becerro.
En ambas áreas se utilizaron llantas, madera y tambos con la finalidad desaparecer a latías temperaturas a las personas.
Aunque las autoridades no revelaron una cifra los restos calcinados pueden contarse en cientos, consideró el colectivo.
Revelaron que entre la recolección hay huesos cortos.
En los últimos dos años se ha incrementado el hallazgo de predios que eran usados por grupos delictivo para intentar desaparecer cuerpos.
En septiembre del 2021 se conoció de un predio donde se encontraron restos óseos en Nuevo Laredo.
El sitio exacto está muy cerca del kilómetro 26 de la carretera federal 85 Monterrey-Nuevo Laredo, donde se han documentado al menos 72 personas desaparecidas desde 2012 por parte de la Comisión Nacional de Búsqueda, en un rancho en aparente abandono.
Otro punto emblemático es La Bartolina, en el ejido del mismo nombre, a la altura del kilómetro 26 de la carretera federal cerca de Matamoros.
Este lugar fue localizado por primera vez por una integrante del colectivo Madres Unidos por Nuestros Hijos, en abril del 2011; aunque fue hasta septiembre del 2018, cuando se iniciaron las búsquedas y procesamiento del lugar.
El 3 de mayo de 2019, se hizo la entrega del sitio a la entonces Fiscalía de Desaparecidos de la FGR, ahora Fiscalía Especializada en la Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada de Personas, a fin de que continuara con los trabajos de exhumación y extracción de restos óseos.
En octubre del 2021, autoridades de los diversos niveles y familiares que tienen a sus parientes como desaparecidos lograron ubicar una zona donde el crimen utilizaba para aniquilar a sus víctimas.
Los hechos se desarrollaron en Río Bravo, ciudad que desde hace tiempo ya ha sido catalogada como un lugar donde se ha encontrado una zona amplia con restos óseos.
De acuerdo a información proporcionada por un integrante del colectivo que participó en la búsqueda, en esta ocasión lograron llegar a un predio en abandono en el cual había ruinas y a ras de tierra había restos calcinados, dentadura entre otras cosas.
Por Alfredo Peña
Expreso-La Razón
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— Expreso (@ExpresoPress) October 17, 2022