Desde el 2018 Tamaulipas entró en un proceso de polarización política. El inmediato encontronazo entre el entonces gobernador Francisco Garcia Cabeza de Vaca y el recién llegado Presidente Andres Manuel López Obrador fue el inicio de una etapa turbulenta, sin precedentes en la historia contemporánea de Tamaulipas.
El ascenso de Lopez Obrador provocó una especie de eclosión política. El presidente llegó dispuesto a cambiar las reglas del juego que prevalecían hasta su llegada, y rotas las normas de convivencia no escritas que rigieron en el pasado, comenzó la polarización extrema.
El andamiaje del lopezobradorismo se construyó con cimientos polémicos para algunos pero clientelarmente redituables para su creador.
Bajo la consigna de “Primero los pobres”, el nuevo régimen reorientó los programas sociales y destinó sumas multimillonarias para instrumentar una política de subsidios orientadas a las capas vulnerables de la sociedad.
Para tal efecto instrumentó programas de apoyo a adultos mayores, para niñas y niños hijos de madres trabajadoras, pensión para las personas con discapacidad, programa sembrando vida, programa becas Benito Juarez y Tandas para el bienestar.
Desde un foro-conferencia de prensa denominado La Mañanera, de lunes a sábado acaparó la agenda pública, promovió acciones de gobierno, asumió la defensa de su praxis política, cuestionó y respondió con rispidez a sus detractores y enfrentó a medios digitales, electrónicos e impresos al encasillarlos en el rudo concepto de chayoteros y mentirosos.
A querer o no, con una retórica feroz, inusual en un presidente, construyó una eficaz plataforma que exhibió los vicios del viejo sistema de privilegios que hizo crujir, con medidas muy básicas pero que calaron hondo en un sector poderoso de la sociedad.
Imposible curar las heridas infligidas a los poderosos por el retiro de la política de perdones y subsidios fiscales, , la cancelación de contratos multimillonarios, la judicialización de la política y la eliminación de viejos acuerdos altamente productivos con medios de comunicación, organismos autónomos y poderosas centrales empresariales y obreras.
Mientras tanto Tamaulipas, un estado castigado durante décadas por la corrupción, la omnipresencia de la delincuencia organizada y los frágiles y cuestionados liderazgos locales, ya había vivido los efectos de la alternancia.
La llegada de Francisco García Cabeza de Vaca después de un proceso borrascoso, abrió paso a un ejercicio de poder de decisiones fuertes, acertadas algunas en el tema de seguridad, pero otras francamente arbitrarias, contaminadas por los viejos rencores que arrastraba el nuevo gobernante y por la voracidad de algunos de sus más cercanos.
A la llegada de Lopez Obrador al poder en 2018, Cabeza de Vaca decidió enfrentar al nuevo presidente, construyó una alianza con gobernadores priistas y panistas y empezaron a cuestionar y torpedear al proyecto y la figura política del mandatario que a pesar de todo mantuvo un nivel amplio de aceptación entre el electorado..
Cabeza doblegó a la clase política local, la subordinó, encarpetó o alineó con sus intereses, encerró a unos y a otros los obligó a salir del Estado. Probablemente su principal error fue permitir losexcesosdesushermanos,principalmente Ismael,queconstruyó una estructura de poder para usar al erario como si fuera suyo, y satisfacer sus desmedidas ambiciones personales.
La guerra se intensificó cuando socios y personajes del panismo nacional cercanos a Cabeza lo convencieron de que podría ser el próximo presidente de México, la manzana de la tentación que ha perdido a más de un gobernador.
Los encumbrados aduladores tienen sus poderosos motivos, intereses que van desde los movimientos licitos e ilicitos en los 19 cruces fronterizos, la explotación de las energías verdes y sobre todo las riquezas de la cuenca de Burgos que el calderonismo asociado con intereses texanos se ha propuesto controlar.
La tirantez en las relaciones Cabeza de Vaca-Lopez Obrador llegaron a su peor momento en 2021.
Cabeza fue acusado y casi lo defenestran del poder pero un poderoso cabildeo en los tribunales y en la cámara de diputados, la contratación de los despachos legales y fiscales más cotizados del país, más las inconsistencias de la Unidad de Investigación Financiera y de la Fiscalía General de la República casi desmoronaron la embestida legal.
El desafuero quedó en suspenso y en manos de la Suprema Corte de Justicia que lo desecho tiempo después, en una decisión impulsada por los alegatos de sus abogados pero también “aceitada” con recursos pecuniarios y un cabildeo intenso en las cúpulas del poder de la IV T que parecían impenetrables y finalmente se doblaron.
Además, los soportes de la demanda de desafuero eran endebles e insostenibles, lo cual hace pensar que las formularon abogados inexpertos, o tipos muy expertos que sucumbieron al irresistible cañonazo de billetes..
Pero en ese proceso de pataleo legal ocurrieron muchas cosas
El 2021, por ejemplo, fue un mal año electoral para el PAN y Cabeza de Vaca quien perdió los ayuntamientos que concentran el 70 por ciento de la población y del presupuesto estatal, y se dejó de contar con la hegemonía blanquiazul en el Congreso del Estado.
Casi al final del 2021 empezó a librarse la batalla por la sucesión gubernamental. Cabeza se sacó de la manga al Truko Verastegui y convenció al alcalde tampiqueño Jesus Nader para que se hiciera a un lado.
Morena, por su parte, vivió un proceso de selección turbulento. Rodolfo Gonzalez Valderrama, alejado por lustros del Estado, reapareció apuntalado ;por el monrealismo, pacto con Dios y con el Diablo, vacío maletines de dinero en efectivo y encima de todo fue designado Delegado del Bienestar, pero nunca logro colarse en el ánimo del Gran Elector, Andres Manuel, ni controlar siquiera las estructuras de los programas de Bienestar Social.
Realmente Rodolfo nunca se adaptó a la tormentosa política tamaulipeca.
Finalmente, después de los pataleos de la advenediza Maqui Ortiz, de Jose Ramón Gómez Leal y hasta de candidatos menores impulsados por el mismo cabecismo, la decisión de AMLO, vía las cuestionadas encuestas de Morena, ungió como candidato a la gubernatura a Americo Villarreal Anaya.
En enero del 2022 empezó la precampaña. Americo y Truko frente a frente, y de lejecitos Arturo Diez.
La polarización llegó a sus extremos.
La narrativa que predominó no fue la de una lucha entre un candidato de izquierda y otro de derecha, o entre dos partidos, PAN y Morena.
Desde el heterogéneo e inexperto “war room” de Truko, se montó una narrativa de odio, la campaña negra fue tan burda que hubiera puesto en shock a Antonio Sola, y la premisa irrevocable era una sola: construir un proyecto intersexenal a cualquier precio, por encima de quien se atravesara.
Truko jamás pudo articular un discurso que le diera identidad independiente, o una imagen distante, de la matriz del poder que lo impulsó.
Morena tuvo que apechugar y ofrecer respuestas de baja intensidad. La fuerza de la marca, el apoyo presidencial, el humor social que rechazó la continuidad y la sombra protectora del buen prestigio de su padre ya fallecido, Américo Villarreal Guerra, cobijaron e impulsaron al candidato de Morena.
Los problemas del candidato Americo eran complicados afuera, por la embestida feroz del cabecismo , pero también lo eran hacia el interior de Morena donde se engallaron los intereses creados de los liderazgos locales, que exigían sus cuotas de poder.
Entre chubascos y aguaceros políticos, llegó la elección y Americo ganó con 82 mil votos de ventaja pero el cabecismo advirtió que se iría con toda la fuerza de su poder, de su dinero y de sus cabilderos hasta el mismo Tribunal Federal Electoral.
Las maniobras del grupo encabezado por Roberto Gil Zuarth y sus operadores políticos y legales pudieron dar largas a la sentencia del Tribunal que se dio el lujo de esperar hasta unas horas antes de la toma de protesta. Se sospecha que desde Palacio Nacional los magistrados fueron “convencidos“ para finalmente dar un “si” unánime.
Mientras tanto la guerra de lodo llegó a su máxima intesidad. El fallo se produjo la tarde del último día de septiembre y ya para la mañana siguiente Americo protestaba como gobernador.
Cabeza de Vaca desapareció de la escena local, con tuits ocasionales. Sus colaboradores casi todos se esfumaron, pero hay quienes se asoman de vez en cuando en su “face” para presumir sus paseos de lujo por el mar Adriatico o por las islas griegas.
El senador Ismael pretende mantenerse como el poder detrás del trono utilizando como marioneta a un seudo líder que vive en un mundo psicodélico.
La travesía de Américo apenas está en su momento de arranque. Son pocos 45 días para superar las trampas que dejó puestas el anterior gobernador.
Necesitará de negociadores fuertes, asesores poderosos y abogados y auditores de largo alcance para desmantelar la estructura que el ex heredó con el propósito de alargar su influencia política.
Pero una mujer sabia en cuestiones políticas nos recordaba qué hay algo irrefutable: el poder no se comparte.
La historia continúa y los capítulos se alargarán con crónicas del futuro.
El 2024 ya casi nos alcanza.