Tras el triunfo de Morena en la elección de gobernador del 5 de junio, la mejor opción que tendrían los partidos de oposición de Tamaulipas para ser competitivos frente al partido de la 4T en la elección de senador de 2023 es contender aliados.
Si no lo consiguen y prevalece la intención de participar cada cuál por separado, serán aplastados otra vez por el partido que gobierna la entidad. Deducción elemental mi querido Watson: si siendo gobierno no pudieron derrotar a Américo Villarreal Anaya, ahora que son oposición, mucho menos.
¿Quién abanderaría la eventual coalición opositora? No se sabe, lo cierto a estas alturas es que corresponderá al PAN la designación del candidato, habida cuenta de que es la principal fuerza política del Estado. Obviamente con la venia de los exgobernadores García Cabeza de Vaca y Egidio Torre, el primero vía el control remoto desde algún lugar del extranjero y el segundo desde Monterrey, Nuevo León.
En ese escenario, la injerencia cabecista en el proceso selectivo de Acción Nacional dejaría otra vez fuera de la jornada interna al alcalde de Tampico, Chucho Nader, que es el más popular de los probables que no pertenece al grupo de incondicionales del exgobernador y que, precisamente por ese motivo, sería una opción altamente redituable, si el jefe edilicio participara, aunque es evidente que no le interesa.
Meter a última hora al proceso selectivo morenista al diputado Erasmo González Robledo no fue una buena medida para disputar el escaño que dejó vacante Faustino López, dada la negativa imagen que el legislador se granjeo a pulso con su cercanía a los hermanos Carmona.
Y es que, en el supuesto de que fuera el candidato y luego ganara la elección de febrero, automáticamente se convertiría en el aspirante más fuerte a alcalde de Madero y automáticamente también tendría en contra a los seguidores del munícipe Adrián Oseguera.
La que, por otra parte, resulta igualmente carente de sentido y veracidad es la afirmación de los opositores al gobierno del presidente López Obrador de que el movimiento obradorista está destruyendo la democracia. ¿Cuál democracia?
¿La de los setenta años de fraudes electorales del PRI, la imposición de Fox a que recurrió el presidente Zedillo por órdenes de Washington, el fraude electoral organizado por el vaquero de San Cristóbal para llevar en el 2006 a Felipe Calderón a los Pinos con la ayuda del tricolor o el de la mega compra de votos con la que los priistas recuperaron la presidencia en el 2012 que solamente los consejeros del INE no vieron?
¿Será esa, acaso, la democracia que tanto extrañan y defienden?
La posibilidad que tendrían los adversarios de la 4T para impedir que la Cuarta Transformación siga al frente del gobierno de México al término del sexenio de AMLO sería la división de Morena, opción que los magnates de la Coparmex, el clan de los Claudios X. González y sus aliados han empezado a alimentar aprovechando las discrepancias que el senador Ricardo Monreal ha tenido con el señor de palacio nacional.
El primer mandatario, a propósito, dio a conocer ayer las obras que tiene contemplado el gobierno federal para Tamaulipas, entre las que figuran la construcción en Nuevo Laredo de un complejo de Oficinas aduanales, impulso a la actividad agrícola para recuperar la producción de sorgo, continuación de la modernización de la refinería Madero y la inversión de 30 mil millones para plantas de licuefacción de gas en Altamira, entre otras.
POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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