El 2024, no será un paseo para la IV T en Tamaulipas. Si las heridas que quedaron abiertas por la sucesión gubernamental, siguen abiertas, podría darse una congelación del larario sistema político que pretende el lopezobradorismo para la entidad.
La elección presidencial, tendrá sus efectos positivos en todas las elecciones: de alcaldías, de senadurías, de diputados federales; es muy probable que MORENA arrase sin grandes problemas.
La disputa por el territorio –diputados locales y alcaldías– se desplegará con múltiples telones de fondo y varios escenarios; tantos, como intereses que han definido la lucha por los Ayuntamientos y los parlamentarios locales en décadas.
El paisaje que pesará fundamentalmente en el reacomodo regional, pasa necesariamente por el pacto, el acuerdo con las reales fuerzas de poder locales: los presidentes municipales.
Sólo un dato, para ilustrar los asegunes del 2024 en tierra: Manuel Cavazos Lerma, con el apoyo de lo más alto de la cresta del salinismo, perdió doce Ayuntamientos. Él que había estudiado en las mejores escuelas de Boston, Massachusetts; él, que tenía una mente privilegiada y un profundo conocimiento de la geografía de la autoridad tamaulipeca; él, que venía con la venia del presidente Salinas para darle la bienvenida a las reformas estructurales en el estado, que el neoliberalismo había trazado para el país.
Un aprendizaje, viene a colación de esa experiencia: los poderes micro-regionales tamaulipecos, pueden cuestionar con éxito las decisiones de los factores estatales o nacionales.
¿Hay condiciones para la rebelión de algunos jefes edilicios en el estado?
Sí.
Sí las hay.
La frontera norte, tiene en Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, tres potenciales sitios en donde podría verse una pugna fratricida entre las expresiones municipales y la administración estatal de la IV T.
Se podría sumar a esa vigorosa tercia, los factores de poder de Madero.
Si la operación cicatriz, sigue ausente de los acuerdos entre el Ejecutivo estatal y esos Ayuntamientos, el desequilibrio y la ruptura, pueden aparecer en el momento más inoportuno para el lopezobradorismo.
No se ve una fractura total.
De ninguna manera.
Los actores fronterizos si algo tienen, es un pragmatismo muy eficiente: se escurrirían en la disputa por las alcaldías y los diputados locales. Es decir: irían por lo que les interesa, el control de los Ayuntamientos y sus representantes en el Congreso.
El sistema político local, ha definido que los candidatos a diputados, se cuelgan de las campañas de los alcaldes; en este caso, veríamos un alzamiento focalizado: los munícipes, llamarían a votar por sus candidatos y por el aspirante presidencial, los senadores y los diputados federales.
De otra manera: no romperían con el candidato presidencial ni por los representantes a la Cámara alta y Cámara baja.
La elección extraordinaria por la Senaduría –de llevarse a cabo, porque aún existen dudas– será un indicativo de la potencia electoral del bloque edilicio.
Si se cae la votación significativamente en las ínsulas tamaulipecas, cuidado.
Vayan preparando cirios, para quien osó insultarlos con el menosprecio y el soslayo.
Sin duda: el 2024, será un indicador de cómo se desplegará la IV T en nuestro estado.
¿Se cauterizará la cicatriz, o se echará limón a esa herida que sigue supurando?
Por José Ángel Solorio Martínez