Claro que me emocioné y grité los dos goles que luego le fueron anulados por fuera de lugar ayer a la Selección en Qatar, pero no comparto la ridícula indignación nacional por la eliminación de México en la etapa de grupos, cuando en este pobre país hay tantísimas cosas muchísimo más importantes por las que si tendríamos que indignarnos todos.
Así es mis queridos boes, que nos duela un rato que la Selección sea la peor desde 1978, que nos cause desánimo unas horas.
Pero que los malos resultados en el fútbol marquen el ánimo nacional sobre las cosas importantes de la patria como la economía, la seguridad, la democracia, la salud y demás, nos vuelve más fracasados como sociedad que nuestro selección en el fútbol.
Ayer era unánime la reacción en redes sociales de enojo contra los ‘mejores’ futbolistas nacionales, pero más contra el ahora ex técnico TATA MARTINO, todo mundo exigía, demandaba, criticaba, hacia diagnósticos y daba soluciones.
El técnico debería haberse ido desde hace mucho tiempo, los malos resultados lo exigían, era el clamor del pueblo, con razón, con bastante razón.
Si, nos echaron de Qatar ¿y?, si, no ocurría desde 1978 en la etapa de grupos ¿Y?, si, el sueño del quinto partido que teníamos, ahora los alejo hasta el tercer partido ¿Y?, nadie se murió por ello, nadie, salvo MARTINO, se quedó sin trabajo por eso, ¿entonces por qué la indignación nacional?.
Porque, y una disculpa pero es lo que pienso, para una sociedad como la mexicana, subdesarrollada como tal, es más fácil entenderle al fútbol que a los temas económicos, a los temas del derecho electoral, a los temas de la rendición de cuentas de nuestros gobiernos, porque crecimos educados por la “telebasura”.
Porque hemos crecido como ciudadanos gobernados por populistas, por paternalistas que promueven el asistencialismo antes que la autosuficiencia, porque tenemos una educación de las más chafas del mundo y eso nos ha hecho presas de nuestra propia ignorancia.
Y es que ayer muchos de los indignados con la selección, hartos de los que echaban madres contra el TATA, de los que lo mandaban al rancho de AMLO (la Chingada se llama), son los mismos que el domingo pasado festinaban la “marcha histórica” del presidente.
Es decir, en este país nos indignamos porque la Selección quedó fuera de Qatar, pero la aplaudimos a un presidente de la República que lleva más de 140 mil homicidios dolosos a su cuenta personal (no los mató él, los mató su fallida estrategia contra la inseguridad).
Si, en México nos indignamos por el fracaso de la Selección, pero vitoreamos y le hacemos una marcha de 1.2 millones a un presidente cuya pésima gestión de la pandemia del
Covid ha dejado más de 500 mil muertos; convirtiéndonos en uno de los tres peores países en ese rubro.
Nos agüita el fracaso de la Selección, pero nos anima salir a las calles y mantener en 70 por ciento la popularidad de un presidente que tiene al país al borde de la recesión económica con crecimientos e inflación no vistos en 22 años.
Es verdad, el país está encambronado con MARTINO por el fracaso de la Selección y todos pedían echarlo y en los estadios se coreaba el “fuera Martino”, pero son miles los que creen que AMLO debería reelegirse.
Reflexionemos, como sociedad tenemos mal enlistadas nuestras prioridades, nuestras metas comunes.
No es el fútbol lo que más debía preocuparnos, son los índices económicos, de seguridad, de salud y de democracia los que tendrían que movernos del enojo y el desánimo a la exigencia y el encabronamiento.
No es al TATA MARTINO al directivo que tendríamos que poner hasta arriba para exigirle buenos resultados; NO, es a nuestros gobernantes a los que les deberíamos estar muele y muele (chingue y chingue es el término correcto) para que cumplan con su trabajo.
Es a estos a los que habría que exigir que se larguen sino sirven, porque el fútbol va, viene, se puede perder siempre, pero nadie se muere de eso, pero si se mueren muchos mexicanos porque tenemos uno de los sistemas de salud más pobres del mundo, porque la pésima conducción económica del país ha generado en 4 años más de 6 millones de nuevos pobres, porque la inseguridad ha dejado en ese tiempo a miles de huérfanos, viudas y padres sin sus hijos.
Chequemos nuestras calles, las plazas, el alumbrado y mentemos madres porque nada funciona como debe de ser, porque no pasa la basura, pero no porque los seleccionados no metan los goles suficientes.
Crezcamos pues como sociedad, reorganicemos nuestras prioridades y cuando lo más importante nos indigne sino funciona, lo de la Selección será una anécdota.
POR MELITÓN GARCÍA DE LA ROSA