Hablar de finanzas familiares implica conocer el entorno. Bajo esta simple premisa es que se da paso al Día Mundial de la Lucha contra el Sida, ya que es súper significativo conocer y crear conciencia.
Así que es un buen momento para conocer sobre este tema. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en 1988 el 1 de diciembre como Día Mundial de la Lucha contra el Sida, para poder concientizar a toda la población y combatir el estigma sobre esta enfermedad. Desde este periodo a la fecha más de 25 millones de personas han perdido la vida a causa de esta enfermedad.
Este año ONUSIDA hace el llamado de este día bajo el lema de “Igualdad ya”, puesto que aún se observa desigualdad respecto a los recursos de acceso que se destinan a este tratamiento.
En México en 2021 se registraron 4,662 muertes relacionadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), donde la proporción de mortandad desfavorece a los hombres, en 83.6 por ciento.
Esta cifra representa una tasa de mortandad de 3.7 por cada 100 mil habitantes; por grupo de edad el mayor número de muertes relacionadas se da en aquellos de 15 a 29 años, de acuerdo con Inegi. Ahora bien, 40.3 por ciento de la población fallecida la mayoría no contaba con afiliación a una institución de salud, esto significa que hay una proporción amplia que no tiene acceso a un tratamiento antirretrovirales.
Y es tal la desigualdad que Ciudad de México concentra 15.3 por ciento de dicho tratamiento y el estado con menor proporción de tratamiento es en Baja California (0.5 por ciento). Respecto a los efectos de la enfermedad en la economía se puede abordar desde la perspectiva del mercado de trabajo, esto se puede ver en la pérdida de competitividad al momento de laborar, lo que se traduce en un menor nivel de ingresos y por ende en deficiencias de seguridad social, vivienda e independencia.
La dinámica de la economía vulnera a un gran número de la población, ya que la pobreza puede ser un factor determinante que condiciona su estado de vulnerabilidad ante una enfermedad viral. Desde la perspectiva social los hogares sufren por la responsabilidad de cuidar a un enfermo, adicional al costo de cuidados.
Así que esto de nueva cuenta se traduce en inestabilidad económica. Esta campaña es una enorme oportunidad para concientizar y lograr que muchas personas puedan acceder o continuar con un tratamiento antirretrovírico; y así encaminar los esfuerzos de prevención hacia un aumento en la calidad de vida futura, y evidentemente reducir las implicaciones económicas.
Es cierto que hay enormes retos para enfrentar las condiciones económicas, pero es importante tener en mente que la sociedad tiene que trabajar en conjunto para un mejoramiento en programas de prevención.