Quise esconderme. Tapar mi rostro con las manos, huir de ti, escapar para siempre o bien, no salir del escondite secreto.
Dejé todo atrás por ti, dije tu nombre en un sitio que no para de repetirlo. Estoy adentro de todo esto que eres.
Y te quiero. Porque además tienes todas las ventajas. Apenas puedo escribir. Estoy rebasado por la circunstancia y deslizo mis pasos en la penumbra.
Al fondo de los ojos del mundo me esperas. Salí de mi escondite, salí de mis manos desconocidas, del cuerpo humano, de lo que vendrá después, de lo que nada que ver , de mí sali en persona para encontrarte, salí de verte y no te he podido dejar de ver. No sabía.
Ahora sé que puedes trepar bardas, llegar pronto y antes que nadie, hablar con cien personas, ver todo e irte quedándote a través de mis células. Ignoraba que combinas y pasas de un lugar de mi llanto a otro de tus risas.
En el balanceo del viento articulaste el controlado movimiento de mis pasos. Voy a ti a ciegas. Formo parte de ese pequeño grupo que ahora sobresale de la calle.
En absoluta libertad voy pensando en ti. Quise correr y corregir rápido las veces que te miré, y los olvidos todos, ahora que lo recuerdan, no supieron qué hacer. ¿Cómo dejar de mirarte? Estoy atrapado en un callejón de la película. Puedo verte a través de todos los espectadores que nos miran. Eres preciosa.
Por mi parte soy un adolescente que escribe poesía contemporánea segun él, pero es apasionado, intenso, es un poema cuando te observa.
Desde ahí radico. Soy el rayo, el blanco de los ojos como lagos. La época de esta ciudad resplandece en tus labios, antes de eso estaba un poco triste. ¿Cómo podría irme? No obstante, herido por tus labios, basto y extraño, quiero besarlos. Ya viene el invierno y se torna noble y dulce el canto de los villancicos.
Hay tantas cosas, incluso aquellas que no me dejarían decirte por aquí. Huí de las escaleras que me perseguían, escapé de los vehículos en que escapar es fácil. Huí de tu sonido para ir a buscarte. Por la calle te he imaginado caminando.
Quise no verte pero más te vi. Eres tú y otra vez tú, uno sonido luego otro que te recuerdan, el ritmo, el laberinto, la puerta, la trampa, el violín, la universidad, la poesía de tus ojos grandes.
Donde duerme la sombra de tu noche hay flores y diccionarios. Escribo, soy el mejor Bawdeliere lejos de París, para estar cerca de ti. En lugar de ser un mero símil, te doy mis ojos. Para mi gusto hacemos muy bien esto de andar juntos.
Te conocí de un modo muy curioso y quise participar de tu diálogo. Estaba emocionado pero hasta hoy lo sé. Ahora bajo la lluvia lo puedo saber.
Te respiro ahora, respondo a cada uno de tus latidos, tengo una aplicación que me comunica constantemente contigo. Aludo a la novela y al escudo que es el tiempo, mientras voy caballero a salvarme de la noche, de la gruta de sirenas. A medida noche la continuidad oscurece y muchos principios ya no lo son tanto.
Ha tratado de no pensarte pero te pienso. Estoy en el primer cuarteto, he visto en primera fila tu existencia, actriz, estrella, desde luego sol, melancolía, un poco de todo, como el mar, como el día de una medianoche. Mujer, mejor mezcla de mar y tierra, tu inventaste el fuego. Estoy atrás de una sorpresa, soy el niño que espera.
Desde abajo emigras y sólo veo el vuelo de una paloma, una rama de árbol y la vuelta del viento cuando vuelve. Quise tapar con las manos las propias manos de tocar el agua, de leer tu contenido, de apretar la distancia que pudiera existir entre nosotros.
Pero aquí me tienes.
HASTA PRONTO.