¿Extrañará algún actor político, la ausencia de la ex alcaldesa reynosense Maky Ortiz, en la contienda interna de MORENA por la candidatura a la Senaduría?
Es muy probable que sí.
Hizo muchísimos socios con el presupuesto de esa giga ciudad.
Con un olfato político siempre listo, la ex panista, ex cabecista, ex calderonista, ex peñista, ex obradorista, no se le iba vivo ni un solo evento en donde hubiera repartición de poder.
A todas iba.
Siempre echando por delante, la parte que le da justificación a la equidad de género.
No hay mujer en la región, más beneficiada por ese principio que ella.
¿Se le echará de menos en las filas del lopezobradorismo?
Ahí está más difícil.
Su última participación en las filas guindas, estuvo plagada de ambiciones, mezquindades, chifladuras y berrinches.
En la pugna interna por la postulación a la gubernatura del partido guindo, salió echando pestes del proceso. Se inconformó; echó espuma por la boca; lanzó temerarias acusaciones contra el ganador –Américo Villarreal Anaya– e intentó descarrilarlo en la contienda constitucional.
Muy probablemente, esa actitud le hizo comprender que en MORENA no es bienvenida, ni bien vista.
Ahora, sólo el aparato clientelar de la ciudad que gobierna la sigue apoyando con vehemencia e interés. Por los restantes 42 municipios, es un ente despreciable y deleznable que no merece decirse de la IV T.
La mentalidad anti morena, ya la tienen los makyiavélicos: insisten en incrementar los impuestos a los más pobres, y utilizan el aparato de seguridad pública –Tránsito y Policía– como instrumentos recaudatorios.
Esa toma de distancia de doña Maky y su familia, de la filosofía de AMLO y su gobierno, no es el único indicio de la ruptura que viene. Ya ha hecho acercamientos con algunos partidos opositores a MORENA, para intentar perpetuarse en el gobierno de Reynosa.
¿Buscaría Maky la Senaduría, por otro partido, fuera del guindo?
No parece estar en el horizonte esa estrategia.
O al menos, no en este momento.
Lo sabe: si no va bajo el auspicio del lopezobradrismo, caerá en el despeñadero. Y lo que menos desea, en estos momentos es exhibir su declinante presencia en el escenario político regional.
Postularse por el MC, u otra organización de similar potencia, sería un doloroso desgaste de sus capitales.
Finalmente, a ella le interesa el 2024.
¿Para que meterse al berenjenal que rodea la Senaduría?
Para ella es lo mismo: en MORENA no la necesitan y en el MC, la requieren para el sacrificio.
Su activismo, en esta coyuntura hará falta.
Su narrativa feminista de bisutería, y su actitud de adolorida víctima, darían color y sabor a la llamativa batalla que estamos por ver.
En gayola, la raza le pide a Maky que regrese…
Por José Ángel Solorio Martínez