Espero en ti, vida, te espero mientras voy al encuentro de mi mismo. Voy aquí a la esquina, no muy lejos. Al mismo tiempo que eres un segundo, pudiste ser años que no he descubierto. Me toca estar hoy y aquí contigo.
Y aquí te amo. Cerca de mi, cercando mi cuerpo. Te ama mi alma atrapada en sí misma, pues te ama. Te amo, vida que escucho con mis cinco sentidos y te escribo.
Mi cara soporta el frío intenso y endurece. La soledad es pasajera en el asiento del pasillo, me permite ir al baño en los entrepaños de este texto y lo que se extravía y no se publica. Mi cara se desvanece en el plumaje de un pájaro y tú eres el viento, vida, eres el vuelo y la energía con la que aterrizo en las banquetas.
Por eso vuelo. Toco el piso en ligeros brincos, tecleo en el suelo, sobre la piedra gris de un claro diciembre. Vida, ves lo que no ven los ojos, eres transparencia. Quiero verte atrás de las cosas y de las cortinas, cuando seas un recurso del recuerdo de alguien.
El poema es muy largo, el presente es perpetuo y como siempre se observa cómo se entre abre la puerta del próximo año ante el chorro de evidencias. Entonces en todos los pueblos errantes, en la superficie, en cada pareja empiezas otra vida y en cada casa repletas alegría y entusiasmo. Porque también has tenido facetas de excesos y consumos.
En una biblioteca eres el tema, el principio sin fin, vida, en las frases está tu paso por el planeta, las veces que pateaste un bote en contra parte de la literatura moderna. Con moverme te hago, te envuelvo si sientes frío, te leo un libro que garabateo con los dedos.
A todo esto fascinas con tus pinturas, en la profundidad y en las cosas escondidas. Pero eres alma romántica y la traducción estropeada por el alma termina en un cuento de niños o en la otra orilla entre la locura y la desventura. Internada en un sanatorio por la prosa de un loco.
Cuando eres la extensión de los sueños cumplidos es importante decirlos. Frente a ti no oculto, no omito, no me escondo, estoy más vivo si me haces un gesto, un leve presentimiento de otro cuerpo.
Apenas poema, dibujito, vida eres más amplia de lo que se piensa. No alcanzo a escribirte ni tengo palabras. En nuestro mundo el lenguaje con el que prevaleces no existe. Y sin embargo, el único libro que se escribe se llama vida. El resto de libros son anecdotarios.
Y vida, eres todos estos años en persona viéndome desde un espejo, o viendo a otros que están viendo a otros en una larga hilera. En el rumor de los follajes es el ambiente de pronto un relámpago y no puedes negar que te estremece. Que a veces te pones triste.
Eres la gran casa con sus planetas, la energía que nos conecta, vida, eres una y eres todas, eres única. Empiezo a escribirte un poema en el mundo donde todo es poesía. Entonces vida con letras puras, como un río, eres el sonido que hacen las piedras cuando pasa el agua. Te escucho.
Voy de paso y puedes revisar mis maletas. No diré nada en defensa propia mientras revisas mis calzones o desenredas los girones de mi camisa. Estoy tan hecho con tus manos- arrojado, empujado y aplastado por la contundencia de mi amor por ti- que llevo una guadaña para defenderte de la muerte.
Llevo tus países bajo el insomnio, el tímpano para escucharte. Pues logro escucharte al cerrar los párpados, cuando no hay nadie, ni siquiera nosotros. La luz no parpadea, son las cosas que se vacían porque sólo fueron instantes. Tu seguirás y yo emprenderé mi particular viaje, en un autobus repleto de sospechosos pescadores.
HASTA PRONTO
Por Rigoberto Hernández Guevara