Tres hechos distintos de una misma problemática ‘calentaron’ la víspera y llegada de 2023 en todo el estado. Tres hechos relacionados con la inseguridad pero en distintas modalidades.
Primero, Ciudad Victoria esta conmocionada aún por el feminicidio de una mujer de la tercera edad, cuyo cadáver fue localizado a la orilla de la carretera Rumbo Nuevo a unos cuántos kilómetros de Ciudad Victoria y de Jaumave.
Los peritajes iniciales refieren que fue una agresión a golpes, producto al parecer de un robo con violencia brutal, con un desenlace trágico.
Aún las autoridades no arrojan las indagatoria pero todo apunta a que la víctima fue interceptada en una tienda de autoservicio, privada de su libertad y posteriormente ultimada en un robo con violencia, con el fatal desenlace.
En Victoria, reportan al menos otros tres delitos con la misma modalidad, ante la escalada de violencia que se ha incrementado, al menos durante el segundo semestre de 2022.
Aunque no se descarta su relación con la delincuencia organizada, todo indica que se trata de un delito distinto perpetrado por una banda de asaltantes ajena al problema que ha sido una constante en Tamaulipas desde 2010 (al menos en su estado más brutal).
Otro suceso: un enfrentamiento entre autoridades y sujetos armados en la periferia de Victoria (principalmente en la carretera que comunica con Soto la Marina) con el saldo de al menos un elemento del orden herido, el arrojo por parte de los delincuentes de ponchallantas sobre la cinta asfáltica y la interrupción parcial del tráfico vehicular por la zona.
Pasadas unas horas, en la primera mañana de 2023, en Matamoros ‘estallaron’ enfrentamientos entre sujetos armados en distintos puntos de la ciudad. Usuarios en redes sociales compartieron videos de los estruendos que dejaba el motor de las camionetas a toda velocidad y las detonaciones de rifles de asalto automáticos.
Tres sucesos distintos, diferentes modalidades del delito, pero un mismo problema: la inseguridad.
El tema de seguridad pública para el gobierno de Américo Villarreal tendrá que tener respuesta contundentes y oportunas para evitar que evolucione y se complique.
A estas alturas ya debe existir un diagnóstico sobre los cabos sueltos que dejó la estrategia tejida en el sexenio de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, que obtuvo logros importantes pero cuestionables en muchos aspectos que en el mediano y largo plazo terminarán por estallar una bomba de tiempo.
Entre muchos otras situaciones cabe señalar:
1.- La poca o nula transparencia en la aplicación y resultados de las pruebas de confianza tanto en altos mandos como en los elementos de seguridad encargados de patrullar cada rincón del estado.
2.- La poca transparencia también en el ejercicio presupuestal, en cada uno de los proyectos realizados en materia de seguridad pública: licitaciones, adjudicaciones, beneficiarios y ejercicio de cada peso que debería haberse aplicado sin dejar lugar a sospechas..
3.- El funcionamiento de un cuerpo de élite, el sospechoso origen de su entrenamiento y certificación. El uso intermitente de sus elementos en asuntos políticos, ajenos a su único deber de realizar trabajos específicos y tácticos, o de refuerzo en el combate a la delincuencia en general.
4.- Un aparato de justicia utilizado como garrote para atender intereses políticos del ex gobernador y de algunos de aliados, lo que fue vulnerando la fortaleza institucional de la corporación y la dejó al margen de su compromiso institucional de aplicar la ley y evitar la impunidad, sobre todo en casos que más afectaron a la sociedad.
5.- Una estrategia de seguridad pública que en su presentación era un proyecto sumamente ambicioso para Tamaulipas, pero que se echó a perder al operar en dos vertientes: el correcto, la contención de la violencia pero también para cometer abusos de poder y operar como una especie de “Ley del garrote”.
6.- El conflicto entre poderes producto de una polarización política sin precedentes en la historia del estado que dejó inoperante prácticamente la relación interinstitucional entre los tres poderes constitucionales, el ejecutivo, el legislativo y el judicial..
7.- La sordera de las autoridades estadounidenses para colaborar con una corporación policiaca que fue un instrumento del régimen panista para cumplir tareas propias de su naturaleza pero también en “encargos especiales” para mantener el control político mediante el uso de la coacción contra personajes regionales o adversarios políticos.
8.- El despido de elementos realizado por la pasada administración y la entrante sin un seguimiento al paradero de elementos capacitados y cuya desaparición representa un riesgo en materia de seguridad pública.
El gobierno de Américo Villarreal sólo tiene tres meses en el poder, con la evidente problemática que enfrenta en diferentes rubros, heredada por la pasada administración, con una transición que se volvió desastrosa por el obsesivo afán de alargar el control de los hilos de poder, lo cual vulneró la vida institucional del estado.
Pero todo el desgaste provocado por la disputa política de 2022 hace necesario ofrecer respuestas eficaces y es un deber de la actual administración estatal y de la Federación atender este tema que es fundamental para los tamaulipecos.
Es necesario desde ya que las autoridades de los tres niveles y los tres poderes logren la conciliación necesaria para garantizar la seguridad de los tamaulipecos.
Sobre todo para encender las luces rojas ante sucesos trágicos como el feminicidio registrado en la última mañana del 2022.
Tamaulipas ya no aguantaría otra época negra de violencia.
Por Alfonso García
@pedroalfonso88