Este miércoles se celebra el Día del Periodista y es fecha para recordar que en Tamaulipas los últimos dos sexenios la relación prensa-gobierno fue un desastre en lugar de ser complementaria y de buena fe. El poder impuso su criterio perjudicando a la sociedad en el derecho a la información objetiva e independiente de cualquier interés político o económico.
En este escenario creció una nueva generación que no avanzó lo suficiente para responder a la evolución en otros aspectos de la vida estatal y nacional, no por su culpa sino debido a que la mayoría de los medios de comunicación están en manos de empresarios con visión distinta de la realidad, considerada ésta como negocio simple y llano, por lo tanto influenciada por la compra y venta de espacios y conciencias, lo cual no es secreto sino parte de valores entendidos en los regímenes neoliberales.
Decir que disfrutamos una prensa libre es mentir y disculpen quienes se consideren ofendidos. Existen eso sí, dignas excepciones que aun sufren las consecuencias y si acaso sobreviven será por espíritu de sacrificio entendido en su más amplio contenido que incluye represión y hasta el riesgo de perder la libertad personal.
El sometimiento aplicado por el poder en diversas formas debilitó al gremio. Para empezar, desaparecieron las organizaciones auténticas que defendían y procuraban mejoras en todos sentidos para periodistas. Buenos ejemplos la fundación de colonias, contratación de seguros de vida, clubes de recreación, etc, aunque siempre quedó pendiente el sueño de centros de bienestar para informadores en retiro y desde luego la sindicalización, los contratos colectivos de trabajo y la incorporación a sistemas públicos de salud.
Por las circunstancias en que se ejerció los últimos años el oficio fue satanizado y por lógica desprestigiado. Quienes estamos en el medio sabemos que ciertos temas son intocables, es regla a seguir que bien puede calificarse de autocensura no solo “para llevar la fiesta en paz” sino para cumplir la vocación bajo la convicción de que es imposible escribir sin conceder parte del idealismo que para bien o para mal nos acompaña desde que la mente entró en razón.
Desgracias pasadas aparte, existe confianza en que este Día del Periodista signifique el inicio de una diferente relación con el gobierno estatal. Usted dirá que presiones e intereses no disminuyen solo con la intención y está en lo justo, pero es bueno que ahora mismo el régimen coloque las cartas sobre la mesa e invite a integrarse al juego democrático de la información. Falta saber si llegado el caso, alguno o algunos funcionarios caen en la tentación de manipular, limitar o condicionar el referido derecho social.
En este sentido sería lamentable que Tamaulipas permaneciera marginado de la transformación observada en buena parte de la república. “La verdad os hará libres”, dicen, y es hora de que la paisanada sienta la satisfacción de ser considerada objetivo supremo del quehacer público y no utilizada solo como antojo electoral por políticos distantes del interés colectivo.
Una sociedad será libre entonces, al estar bien informada. Este régimen tiene la oportunidad de rescatar conquistas suprimidas en el pasado inmediato, una de las cuales tiene que ver con la obligación de gobernar con justicia y lealtad hacia los pobres, por el bien de todos. He dicho.
SNTE, LA TRANSFORMACIÓN
Mientras tanto, esta semana el nuevo dirigente de la sección 30 del SNTE cubre algunas formalidades antes de instalarse en las oficinas de la organización. Tal vez será hasta el lunes cuando deba acomodarse él y sus colaboradores, iniciando la gestión para la cual fue electo a pesar de todo el aparato burocrático que le echaron encima y del que resultó bien librado gracias al respaldo de la mayoría de sus compañeros.
Arnulfo Rodríguez Treviño ha de cumplir la promesa de ejercer un sindicalismo de puertas abiertas atendiendo en forma personal y expedita a todo maestro(a) que acuda en busca de solucionar problemas derivados de su profesión, sea que no permanecerá encerrado en una oficina plagada en el exterior de guaruras y ayudantes que no dejan pasar ni el polvo. No sucederá como en el pasado (eso esperamos), cuando los líderes en turno se creyeron “tejidos a mano” olvidando que nada es para siempre.
Fueron tiempos de orfandad para los maestros de por si presionados por los gobiernos neoliberales que pisoteando sus derechos fueron arrinconados en humillante condición al grado de que muchos perdieron sus plazas sin encontrar defensa en un SNTE entregado al interés oficial. Para fortuna AMLO dignificó al sector impartiendo justicia laboral y reconociendo el enorme valor del apostolado magisterial.
Arnulfo es institucional lo cual no obsta para colocar bajo la lupa el ejercicio de los recursos sindicales durante le gestión anterior. Hay algunos puntos obscuros, dicen, sobre todo relacionados con la candidatura del favorito y con los gastos de movilizaciones “de apoyo” al gobierno anterior.
Mucho se espera de Arnulfo cuyo mayor privilegio es su independencia, sea que no se la debe al gobierno.
SUCEDE QUE
¿Y la casa de gobierno apá?
Y hasta la próxima.
Por Max Ávila