En la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), es necesario hacer una operación profunda para extirpar el cáncer del porrismo, aún enquistado en algunas escuelas, pues sólo así podrá evitarse el resurgimiento de oscuros episodios que otrora mancharon la imagen institucional.
Hace días hubo acontecimientos violentos, en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia ‘Dr. Norberto Treviño Zapata’, al disputarse entre la misma gavilla el control administrativo. O, lo que es igual, el infame saqueo de recursos para financiar proyectos políticos ajenos al Alma Mater.
En esa trifulca resultaron lesionados el director de la facultad, Flaviano Benavides González y tres personas más, a manos de un grupo de ‘porros’ encabezado por Juan Carlos Silva y Carlos Pacheco, quienes reclamaron a Flaviano por qué hizo cambios de funcionarios sin acordarlos con su patrón Víctor Hugo Guerra García alias ‘La Chulada’ –el primo de Francisco Javier García Cabeza de Vaca–, siendo que éste lo impuso en el cargo. Jesús Montemayor Cadena, parte del mismo clan, días antes fue dado de baja como director administrativo junto con su hijo Isaac, por diferencias con Flaviano en el manejo de recursos económicos, siendo quizá el motivo del pleito.
Lo cierto, es que los rijosos ya enseñaron el cobre. Y que hasta la fecha no se ha consignado legalmente nadie pese a las presuntas denuncias presentadas ante la Fiscalía General de Justicia. Ahora bien, ¿quién es el responsable de los acontecimientos violentos en la UAT? Obviamente, el rector Guillermo Mendoza Cavazos, al permitir que sea García Cabeza de Vaca (al través de ‘La Chulada’) quien siga manipulando a funcionarios institucionales para saquear las arcas universitarias, pues de ahí financia parte de su estrategia golpeadora contra el actual régimen.
No hay por qué buscarle tres pies al gato… Y lo comento con pleno conocimiento de causa: El responsable directo de cuanto sucede en el país, es Andrés Manuel López Obrador; como Américo Villarreal Anaya lo es de lo que acontezca a nivel estado; y los alcaldes de lo que ocurra en sus municipios, como usted también lo es de lo que pase en su hogar. Más cuando tolera intereses oscuros en casa, que, bien lo sabe, algún día harán crisis exhibiendo complicidades. La riña en la UAT no debe pasarse por alto, pues pone en grave riesgo la estabilidad de la máxima casa de estudios y, sobre todo, el avance que a la fecha ha tenido en la calidad educativa haciendo honor a su emblema de ‘Verdad, belleza, probidad’.
¿O qué no son suficiente material las fotografías donde Flaviano tiene sobre su escritorio fajos de billetes para fincarle responsabilidades, cuando se supone que ese dinero pertenece a la Facultad? La interpretación que se ha dado públicamente a esa imagen es que la corrupción impera en la UAT.
Sigue prevaleciendo, como en los tiempos de ‘La Chulada’ cuando despachaba en la Secretaría de Administración. Pero, en realidad, ejercía el poder tras el trono rectoral. No hay que olvidar que, Mendoza Cavazos, fue impuesto por la gavilla cabecista y que pese a comprometerse a la transformación universitaria no ha cumplido. De ahí que resulte necesario que se aplique para desterrar a corruptos y vividores del erario institucional, so pena de que sea la misma comunidad universitaria quien exija su renuncia, al tampoco tolerar el regreso a etapas negras ya superadas.
Como el porrismo. Por cierto, le comento que la FMVZ fue la primera escuela que la UAT tuvo en Ciudad Victoria –fue fundada hace 65 años: el 17 de octubre 1957–, así que es lamentable lo que está ocurriendo hacia su interior. Y más lamentable sería que el porrismo ahí enquistado contaminara al resto de escuelas y facultades. ¿Quién, entonces, debe prevenir la expansión del cáncer porril?
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