La larga espiral de violencia que sacude a Tamaulipas se remonta a por lo menos 12 años atrás, con algunos repuntes considerables a lo largo de una década que ha sido trágica para el estado.
En total, de enero 2010 hasta noviembre del 2022 se registran 8,669 víctimas de homicidios dolosos. Los índices de este delito, publicados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública Nacional, que se nutre con datos de la Fiscalía General de Justicia (antes Procuraduría General de Justicia) revelan que los sexenios de Egidio Torre Cantú y Francisco García Cabeza de Vaca han sido los más violentos desde que se tiene registro oficial.
Enmarcados ambos en las administraciones federales de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.Esos también han sido los dos periodos con más denuncias de personas desaparecidas en territorio tamaulipeco. Si se suman las personas asesinadas o con reporte de desaparición en Tamaulipas desde el año 2000 a la fecha, la cuenta trágica asciende a 22,581 víctimas.
En el paso de la última administración priísta a la primera alternancia del estado, apenas hubo una ligera disminución en los hechos de este tipo.
La gran “explosión” de muertes violentas en el estado ocurrió a partir del año 2010, el último de la administración de Eugenio Hernández Flores.
La Procuraduría reportó durante esos 12 meses 721 asesinatos, la mayoría relacionados con el crimen organizado que en ese momento vivió un cisma que afectó a todo el país: la ruptura entre los dos principales grupos criminales que hasta entonces operaban juntos en la entidad.
Fue el primer año que Tamaulipas reportó más de 500 homicidios dolosos; un año antes, el 2009 la cifra había sido de 288 denuncias.
El 2005 tenía la marca con 357. El final del sexenio anterior, el de Tomás Yarrington, ya había experimentado un ligero repunte en los homicidios al cerrar el 2004 con 225 víctimas, pero el total de los seis años fue de 1,292.
En la memoria de los tamaulipecos, la transición entre la administración de Eugenio Hernández y la de Egidio Torre Cantú queda marcada como la más compleja en términos de seguridad pública.
Más allá de las cifras, entre el 2010 y el 2011 ocurrieron hechos que cimbraron al país entero. Todo ello, durante el mandato federal del panista Felipe Calderón Hinojosa, en cuya administración se dispararon todos los índices de violencia del país, con Tamaulipas como principal protagonista.
En agosto del 2010, a cuatro meses del cambio de gobierno estatal ocurrió la matanza de 72 migrantes en el rancho El Huizachal de San Fernando, una tragedia que destapó el drama que se vivía en esa región de la entidad, y que se acrecentó durante el 2011 cuando se descubrieron las llamadas “narcofosas” de las que se extrajeron 193 cuerpos, la mayoría de migrantes.
El 28 de junio del 2010 ya había ocurrido el asesinato político más grave del que se tenga registro en la historia moderna de la entidad.
En la carretera a Soto La Marina, a unos kilómetros de Victoria, fue ejecutado el candidato del PRI a la gubernatura, Rodolfo Torre Cantú, a unos días de la elección.
En muchos sentidos, el homicidio de quien se consideraba el virtual ganador de la contienda, sacudió las esferas políticas y sociales de Tamaulipas.
Ese mismo año ocurrieron otros homicidios de alto impacto, como el del candidato panista a la alcaldía de Valle Hermoso, Mario Guajardo Varela, o el del alcalde de Hidalgo, Marco Antonio Leal García.
Tres años antes, cuando apenas empezaba a relucir el poderío del crimen organizado, Juan Antonio Guajardo Anzaldúa, ex alcalde de Río Bravo fue asesinado en su municipio. Ya en el 2014, ocurrió el asesinato de Benjamín Galván, ex alcalde de Nuevo Laredo.
Cuatro años después, en la administración de Cabeza de Vaca fue asesinado otro ex alcalde de Nuevo Laredo, Arturo Cortés Villada.
2016-2022: LAS MASACRES
Después del 2012 -el año con más carpetas abiertas por homicidios dolosos en Tamaulipas,con 1,016- se registró una ligera disminución que coincide con la salida de Felipe Calderón de la Presidencia de la República. En el 2013 fueron 556, y 628 en el 2014, y 533 en el 2015.
Esta tendencia a la baja se rompió en el 2017, ya con Francisco García Cabeza de Vaca en el gobierno del estado.
Esos 12 meses, su primer año completo, la cifra escaló hasta 801 asesinatos, 851 en el 2018. Apenas en el 2019, con Andrés Manuel López Obrador en su primer año como presidente, empezó a reducirse la cifra a 663, 571 en el 2020, y 526 en el 2021.
Los últimos seis años también estuvieron marcados por hechos violentos de alto impacto. Ocurrieron masacres como la de Camargo, en la que 17 migrantes guatemaltecos fueron asesinados y calcinados por elementos pertenecientes al Grupo de Operaciones Especiales de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal. El 22 de enero del 2021 fueron localizados los cuerpos de 19 personas, en una brecha, cerca de los límites con Nuevo León, 15 fueron encontrados en la caja de una camioneta, con 113 impactos de bala.
Dos cuerpos más estaban en la cabina de la unidad y otros dos cerca de la puerta del piloto y copiloto, todos presentaban impactos de bala y fueron calcinados, para tratar de borrar el crimen.
No lo consiguieron, porque poco el 12 de febrero de ese 2021, fueron detenidos 12 policías estatales, 11 hombres y una mujer, por su probable participación en el homicidio de las 19 personas en la brecha en Camargo.
Dos de las víctimas fueron identificados como los presuntos responsables de llevar al grupo ed extranjeros a la frontera con Estados Unidos.
También en el 2021, pero en el mes de junio, ocurrió un ataque directo contra la población civil de Reynosa, que dejó 15 víctimas mortales.
Ese día, células armadas del crimen organizado salieron a las calles de esa ciudad para abrir fuego contra las personas que se encontraban a su paso.
Murieron taxistas, estudiantes, albañiles. La violencia en la frontera chica Un año antes, en el 2020, el joven ingeniero Juan Daniel Martínez, fue acribillado en el municipio de Río Bravo por elementos de la Policía Estatal, en un hecho por el que el gobierno del Estado de Tamaulipas tuvo que ofrecer disculpas recientemente.
LA CRISIS DE LA FRONTERA CHICA
Por mucho, la región ribereña ha sido la más castigada por la violencia en los últimos años.
Tanto que varios municipios de esa zona aparecen entre los diez del país con tasas más altas de homicidio.
De acuerdo al INEGI, entre el 2008 y el 2017, Mier, Tamaulipas fue el tercer municipio de la República con una mayor tasa promedio de homicidios: 144.74.
En la lista negra también aparece Miguel Alemán con 61.86, Güémez -en el centro del estado- con 53.5, Guerrero con 48.25, y Burgos con 16.57.
Pero además, el municipio de Miguel Alemán se ubicó en 2020 con la tasa más alta de homicidios en el país, con 38 por cada 100 mil habitantes, reportó el INEGI.
De acuerdo a la información dada a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre el número de defunciones registradas en el país, en el caso de los homicidios, Miguel Alemán con 100 delitos, se ubicó en primer lugar con una tasa de 38.50 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Le siguió en segundo lugar el municipio de Madera, Chihuahua que registró 77 homicidios y que reporta una tasa de 30.62 homicidios por cada 100 mil habitantes, mientras que Apaseo el Alto con 187 homicidios, tiene una tasa de 29.50 homicidios por cada 100 mil habitantes.
En el caso de Bocoyna en Chihuahua que registró 62 homicidios, la tasa fue de 26.12%; mientras que Zamora, Michoacán, el municipio que más homicidios registró en el país en ese año, se ubica en quinto lugar, al realizar la medición entre el número de población, obteniendo una tasa de 21.92 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Por Staff