Desde su llegada al poder el gobernador Américo Villarreal ha sido claro y contundente, y lo ha reiterado en numerosas ocasiones: desde su gobierno no se orquestarán persecuciones políticas, no se llevará a cabo cacería de brujas y menos se realizarán operaciones ‘siniestras’ en contra de los adversarios políticos de la 4T.
El daño realizado durante dos sexenios a la vida política e institucional del estado, generado desde instituciones como la Secretaría de Gobierno, enturbiaron el ambiente y peor aún, ocurrieron al mismo tiempo que el Estado atravesaba la peor etapa de violencia que se haya padecido.
Sucedió con el ex secretario general de gobierno y ahora asesor en el senado de la República Morelos Jaime Canseco, encargado de orquestar una campaña para ‘encarpetar’ a actores de la vida pública del estado con el pretexto de que así limpiaría el tránsito sexenal del entonces gobernador Egidio Torre Cantú, pero movido más bien por su enfermiza obsesión de venganza y por demostrar los alcances de su poderío
No fue difícil para el abogado, casi siempre con los sentidos embotados por el alcohol, tomar decisiones perversas y erráticas (lejos de la sobriedad), siguiendo la dinámica del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, obsesionado en perseguir a los ex gobernadores Tomás Yarrington y Eugenio Hernández.
A Morelos la ‘niebla mental’ no le permitió contener su desbordada ambición y tempranamente renunció, Egidio terminó su gobierno y se lo entregó al panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
El panista ex gobernador no desaprovechó la maquinaria que heredó de Egidio y rearmó la Secretaría de Gobierno, primero con Cesar Verástegui y después con Gerardo Peña, para utilizarla a gusto y antojo..
Los golpes que se asestaron contra los adversarios del régimen fueron excesivos, alimentados por fobias y telarañas mentales.
Para la Secretaría General del gobierno panista, la prioridad no fue precisamente mantener el orden institucional y la gobernabilidad al interior del estado, y funcionó más bien a la par del aparato de justicia y seguridad para emprender la persecución de opositores.
Pero al igual que sucedió con los excesos de Morelos Canseco, atizados por su alcoholismo, las reacciones viscerales del panismo gobernante y sus aliados terminaron por minar su propia estructura de gobierno y la posibilidad de tener una continuidad en el poder por los abusos cometidos desde la General.
Con Gerardo Peña aumentó la presión y y así terminó cualquier posibilidad de los panistas por gobernar un sexenio más.
Pese a todos los obstáculos y al campo minado que montaron para evitar el arribo de Morena al poder, y para sabotear una transición sustentada en la Ley, los vientos de cambio se difuminaron y la 4T se dispersó por casi toda la geografía tamaulipeca.
Sin embargo, las acciones que alteraron el orden institucional de la Secretaría General no han sido desterradas del todo, pese a las instrucciones del gobernador a su titular Héctor Villegas ‘El Calabazo’.
El riobravense hasta el momento ha tratado de manejar la dependencia conforme a las indicaciones del doctor Américo Villarreal pero ha cometido el error de depositar su confianza en un político sin códigos como el ex alcalde de San Fernando, Tomás Gloria Requena.
Desde su llegada a la General ha intentado concentrar el poder a costa de su propio jefe y compadre, y sin acatar las instrucciones del gobernador Américo Villarreal.
El aún militante del Partido Verde mantiene en operación un aparato de espionaje, además de operar cuartos de guerra donde se fraguan ataques y vendettas políticas..
Y tiene también la costumbre de servirse de ‘emisarios’ para amedrentar a sus detractores lo que puede meter en problemas al ‘Calabazo’.
Tomas Gloria es un personaje de oscuros antecedentes, cuya trayectoria zigzagueante incluso le ha merecido amplios espacios en la prensa local y nacional que lo relacionan con hechos reprobables que ocurrieron en San Fernando cuando fue Presidente Municipal..
Son casos que permanecen abiertos. que marcaron a esa región y ensuciaron la hoja de servicios del ahora subsecretario.
Ahora, el san fernandense con sus decisiones a botepronto pone en riesgo el orden político en el estado y siembra intrigas dentro del morenismo y en el mismo gobierno actual..
Si no lo detienen, se corre el riesgo de que sus acciones tengan las mismas consecuencias de los abusos de poder en que incurrieron los dos secretarios generales que antecedieron a su jefe, El Calabazo.
Los golpes de timón siempre son efectivos, más aun si son oportunos.
Por Alfonso García
@pedroalfonso88