Como si descubrieran el hilo negro o el agua mojada, sigo escuchando dos frases sobre la elección extraordinaria y una de las candidaturas: que ganará el abstencionismo el próximo domingo 19 de febrero, porque JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL, IMELDA SANMIGUEL SÁNCHEZ y MANUEL MUÑOZ CANO no entusiasman al electorado.
Y que JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL aprovechará el escaño para reelegirse en 2024 y buscar la gubernatura en la sucesión de 2028.
¿En verdad alguien con cinco dedos de frente piensa que es válido comparar esta elección con la inmediata anterior de 2018 y pensar que alcanzaremos una tasa de participación ciudadana como la de hace cinco años, así como la votación de AMÉRICO VILLARREAL ANAYA?
Para evitar estos pensamientos mágicos, debemos tomar en cuenta que nos encontramos en un proceso electoral de carácter extraordinario y que este se organiza apenas ocho meses después de haber acudido a las urnas.
Recordemos que, en 2018, tuvo lugar una elección concurrente y que además estuvo en juego la Presidencia de la República, con lo que esto significa en términos de participación ciudadana.
La candidatura de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR logró la friolera de 30.1 millones de votos, el 53.19% de la votación, arrasando en las urnas y convocando al 63.42% de la Lista Nominal ciudadana.
Cosechando 610,306 sufragios, las candidaturas de AMÉRICO VILLARREAL ANAYA y MARÍA GUADALUPE CERVANTES COVARRUBIAS, ganaron sus escaños con una diferencia de 4,888 votos (0.30 puntos porcentuales) sobre las dos fórmulas del PAN, con una tasa de participación de 61.62%.
Una elección que se fue a tercias entre los dos primeros lugares, en buena medida por la operación electoral realizada por la estructura panista en los Distritos 5 y 6 de Victoria y El Mante, en favor de ISMAEL GARCÍA CABEZA DE VACA y MARÍA ELENA FIGUEROA SMITH.
Mientras que las candidaturas priistas de ALEJANDRO GUEVARA COBOS y YAHLEEL ABDALA CARMONA, apenas lograron 294,243 votos.
Es decir, hace cinco años participamos en una elección concurrente en donde además estuvieron en juego 43 ayuntamientos y 9 diputaciones federales, que también favorecieron la participación ciudadana.
Junto con pegado, a esta diferencia cualitativa entre la elección extraordinaria de 2023 con la de 2018, tenemos que agregar otra no menos importante: la ciudadanía de Tamaulipas muestra síntomas de “fatiga electoral”.
Apenas hace ocho meses, la ciudadanía participó en una intensa campaña en la que abundaron las malas prácticas de quienes querían la continuidad del PAN en el gobierno, derivando en un esfuerzo que finalmente dio lugar al triunfo de AMÉRICO VILLARREAL A ANAYA, que abrió paso a la segunda alternancia consecutiva en la gubernatura de Tamaulipas.
Tomando en cuenta los factores anteriores, no debe de sorprendernos que la ciudadanía se encuentre apática respecto de la elección extraordinaria.
No le pidamos peras al olmo: las candidaturas de MANUEL MUÑOZ CANO, IMELDA SANMIGUEL SÁNCHEZ y JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL, no tienen la culpa si el abstencionismo gana el próximo domingo 19 de febrero, como tampoco la tienen sus respectivos equipos de campaña.
Saben ella y ellos, porque tienen experiencia en estas lides, que ni por asomo la ciudadanía se volcará a las urnas en grado sumo.
Además, la intención del voto favorece ampliamente a GÓMEZ LEAL, lo cual abunda en la apatía de la ciudadanía, que sabe que su voto no tiene la misma importancia para inclinar el fiel de la balanza como lo tiene en escenarios de alta competencia, en donde un sufragio puede hacer la diferencia entre perder o ganar una elección.
Finalmente, la ciudadanía sabe que el poder de su votó tendrá una duración de apenas 16 meses, porque en junio de 2024 será convocada nuevamente a las urnas para esta misma elección.
También se dice que JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL aprovechará el escaño y desde ahí buscar su reelección en 2024 y la gubernatura en 2028.
¿Pues qué esperaban? ¿Qué gane un cargo con presencia estatal y se cruce de brazos cuando lo que busca es la gubernatura?
No le pidamos peras al olmo nuevamente: estamos hablando de política y de animales políticos, del “zoon politikón” aristotélico que mueve a GÓMEZ LEAL y que preocupa en Palacio de Gobierno.
Tampoco nos hagamos patos: la duda no está en el veredicto de las urnas, porque la intención del voto favorece ampliamente a JOSÉ RAMÓN, ni tampoco en si GÓMEZ LEAL aprovechará el escaño como escaparate y trampolín político, porque así será.
Por Juan Carlos López Aceves