¿Cómo describir, a los funcionarios heredados a la IV T, por el régimen encabezado por el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, que se resisten a dejar los cargos?
¿Cómo calificar la conducta de personajes que siendo lo más pútrido del cabecismo se aferran a la silla alegando una ley hecha a su medida?
¿Acaso su cinismo es mas grande que su aprecio por la nómina?
¿Será que le tienen más amor al cheque que a su dignidad?
¿Qué extraño poder, les da entereza para resistir el desprecio del gobernador, Américo Villarreal Anaya?
¿Tras cuatro meses de estar muertos políticamente, esos engendros sociales, ya hieden?
¿Nadie les ha avisado?
¿O están en su poltrona por órdenes de su jefe y líder, cabeza de Vaca?
Es muy complicado responder a todas esas interrogantes, sin caer en el desprecio por esos repugnantes entes. Difícil, -después de todo lo que hicieron y hacen- no tomar partido por el menosprecio de tan ruines seres.
Uno de ellos, es la titular de Derechos Humanos del gobierno del estado, Olivia Lemus. La visita hecha por el sub secretario de Gobernación, Alejandro Encinas puso sobre la mesa el tema de la omisión de los órganos defensores de los Derechos Humanos, ante tanta y tanta violencia dirigida por las instituciones del estado -los diversos cuerpos policiacos, áreas administrativas del régimen pasado, que despidieron a trabajadores, etc.- hacia los ciudadanos.
El funcionario federal, recriminó a Lemus, -entre líneas y directamente- la actitud de hacerse de la vista gorda ante tanta tropelía y conculcación de los más elementales derechos humanos en esta entidad del noreste mexicano.
El señalamiento del sub secretario, se centró en los miles desaparecidos que existen en Tamaulipas y las innumerables quejas que existen contra diversas corporaciones policiacas.
La licenciada Lemus, nunca estuvo ahí para denunciar en el sexenio pasado, la abierta persecución del Ejecutivo estatal, -García Cabeza de Vaca- contra ciudadanos comunes y contra servidores públicos como alcaldes y diputados locales.
Jamás la CDH de Tamaulipas, emitió una recomendación contra miembros del gabinete de Cabeza de Vaca, y menos contra el Súper Fiscal, Irving Barrios que se despachó con la cuchara grande órdenes de aprehensión contra los disidentes del gobierno panista.
¿Sería prudente someter a una investigación a la Comisión de Derechos Humanos de Tamaulipas y a su titular -Olivia Lemus- ante la posibilidad de que se configure el delito de cómplice por omisión de las muchas infracciones de la autoridad en los saldos de infracciones de derechos humanos?
Sería bueno que eso pasara.
No se puede transitar de un gobierno represor e irrespetuoso de los derechos ciudadanos, a un gobierno de estricto apego al estado de derecho, sin ajustar cuentas con un grupo de funcionarios que, sonrieron cuando se flagelaba al pueblo y ahora chillan lastimeramente para no dejar la ubre, arguyendo que una ley aviesa los protege.
Lemus está más que pintada para mandar un mensaje a los emisarios del pasado. No es culpable de ese rosario de excesos de poder contra centenares de ciudadanos tamaulipecos; sí, es responsable de lo ocurrido ante sus ojos sin siquiera cerrarlos.
Fue legitimada en el cargo por el Congreso pasado; toca al parlamento de la IV T, rectificar y limpiar lo podrido, en una de las instituciones que definen -en mucho- el rumbo de un gobierno.
El balón, está en la cancha del Congreso.
Por José Ángel Solorio Martínez